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Requisitos necesarios para ancianos y obispos (Tito 1:5-7).

Posted by alballanes en May 25, 2007

Requisitos necesarios para ancianos y obispos

5 Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieras lo deficiente y establecieras ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé. 6 El anciano deber ser irreprochable, marido de una sola mujer, y que tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía. 7 Es necesario que el obispo sea irreprochable, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no amigo de contiendas, no codicioso de ganancias deshonestas.
[1]

Los requisitos establecidos en este pasaje apuntan a establecer un liderazgo que fuera ejemplo dentro de una comunidad altamente pecaminosa y marcada por la falta de valores morales elementales. Pueden ser descritos de la siguiente manera
:

1) El obispo o presbítero [2] debe ser “irreprensible” (gr. anénkletos). Una persona a la que no se le puede reprochar algo, en materia de conducta. La palabra se usa dos veces: en el versículo 6, refiriéndose a la conducta moral del líder, en relación con su esposa; en el versículo 7, refiriéndose a su labor como administrador (oikónomos) de la Obra de Dios.

2) El obispo o presbítero debe ser “marido de una sola mujer”. En el griego, literalmente dice: “de una mujer marido” (mias gunaikos aner). No aparece el adverbio “sola”. A lo largo de la historia, se han señalado varios significados para esta frase. Resumimos, a continuación, la excelente explicación al respecto, desarrollada por Nancy Weber de Vyhmeister [4]:

Primero, que el obispo debía estar casado. La frase, efectivamente, conjura el celibato obligatorio, pues admite como regla general, en el ministerio, a hombres casados y con hijos. Sin embargo, la reglamentación no excluye que haya presencia de ministros solteros, por elección personal. Tanto Jesús como el mismo apóstol Pablo, señalaron esta última posibilidad, aunque no como regla general y obligatoria (véase Mt. 19:12; 1 Co. 7:7, 8, 25-38).

Segundo, que el obispo no debía ser polígamo, o sea, tener varias esposas a la vez. Nancy Weber señala al respecto: a) Que para el siglo I, la presencia de la poligamia era sumamente escasa, estando presente solamente en algunos judíos que vivían en Palestina. b) Que, aunque existía el concubinato, “en el siglo I, la monogamia era la única forma legal de matrimonio en el mundo grecorromano”[5]. c) Que la misma frase se aplica a las viudas de 1 Timoteo 5:9. Si la frase “de una mujer marido”, se explica a la luz de la poligamia, entonces, la frase “de un hombre mujer”, señalaría que también había poliandria [6] en esa época, cosa que no tiene ningún respaldo histórico.

Tercero, que el obispo no fuera divorciado. Dentro de la enseñanza neotestamentaria que se expresa en contra del divorcio (Mt. 5:31-32; 19:3.12; 1 Co. 7:10-14), se encuentra también una enseñanza que lo admite bajo circunstancias especiales (Mt. 5:32; 19:9; 1 Co. 7:15). De modo que no puede señalarse de forma tajante que esta sea la explicación a la frase “de una mujer marido”.

Cuarto, que el obispo no se volviera a casar, después de enviudar.[7] Sobre este punto, la señora Weber de Vyhmeister señala que la idea podría armonizar con las instrucciones antiguotestamentarias sobre el recasamiento de los sacerdotes después de enviudar (Lv. 21:13-15), y con algunos pasajes neotestamentarios como Lucas 2:36,37; 1 Corintios 7:8,40. Sin embargo, ella escribe:

Seguir las instrucciones del Antiguo Testamento en cuanto al matrimonio de los sacerdotes no tiene sentido, ya que en ningún punto el ministerio del Nuevo Testamento sigue las reglas del sacerdocio judío. En el mundo romano, volverse a casa después de enviudar, no sólo era común sino hasta obligatorio. El emperador romano César Augusto mandó que todas las viudas menores de cincuenta años volvieran a casarse antes de dos años. En ningún lugar del Nuevo Testamento se dice que el matrimonio después de enviudar es inapropiado. Prohibir a los obispos viudos que volvieran a casarse se asemeja al consejo de los falsos maestros que prohibían totalmente el matrimonio (1 Ti. 4:3).[8]

Quinto, que el obispo fuera fiel en su matrimonio. Esta línea de interpretación fue sostenida por Teodoro de Mopsuestia (ca. 350 – 428), quien escribía que el obispo es “uno que se casa con una mujer, vive con ella con prudencia, se conserva para ella y dirige hacia ella el deseo de la naturaleza”
[9]. Esta postura ha sido adoptada por algunos intérpretes contemporáneos, como C. H. Dodd, Jonh Stott, William Hendriksen y Keener. Weber señala que esta explicación es razonable y concuerda muy bien con todo el contexto del pasaje, y con toda la enseñanza bíblica. La frase resumiría así la idea de que el líder cristiano no sería infiel a su esposa, buscando aventuras temporales extramatrimoniales o teniendo concubinas, y enfrentaría la situación de divorcio y recasamiento adscribiéndose estrictamente a las reglas y excepciones establecidas en el Nuevo Testamento.

3) El obispo o presbítero debe tener un hogar que sea ejemplo para la comunidad. En este caso no sólo en lo referido a su relación matrimonial, tal y como lo vimos en el punto anterior, sino con respecto a sus hijos. La traducción de la Reina-Valera dice: “que tenga hijos creyentes, que no estén acusados de disolución ni de rebeldía”[10]. En griego, la palabra traducida como “creyentes”, es pistos, que significa también “fiel, fidedigno, digno de confianza, confiable, verdadero”[11]. La Reina- Valera de 1995 sigue a la versión de 1960 y traduce “creyentes”. Esa misma línea de traducción siguen la Reina-Valera Autorizada (1989), la Nueva Versión Internacional (NVI), la Nueva Biblia de los Hispanos (NBLH), la Biblia al día (BAD), la Biblia Dios Habla Hoy, la Biblia Latinoamericana (BL, 1995), la Biblia en Lenguaje Sencillo (BLS) y la Biblia de Jerusalén (BJ). Traducen la palabra pistos como “fieles”, la Reina-Valera de 1865, la Reina-Valera 1909, la Reina-Valera 2000, la Palabra de Dios para Todos (PDT) y la Nácar Colunga, entre otras. Estas dos variantes de traducción se relacionan, a su vez, con dos interpretaciones del texto: la primera sostiene que el obispo debe tener hijos cristianos; la segunda, que sólo basta que sean fieles y obedientes a su padre, que estén en sujeción, que no sean libertinos ni rebeldes, aunque no profesen la fe cristiana. La segunda interpretación es la que ha predominado en el ámbito cristiano.

Es sumamente importante considerar la aplicación de este requisito en un contexto sociocultural diferente al de la época y tipo de sociedad imperante en el que fueron escritas estas palabras. Se han dado casos extremos de disciplinar a ministros del Evangelio, o de expulsarlos de sus funciones ministeriales y aún de la congregación, por las malas conductas y acciones de hijos que ya no están más bajo su tutela y que, habiendo alcanzado la mayoría de edad, se han descarriado voluntariamente de la fe. El siguiente análisis tiene como objetivo ofrecer información relevante que permita no sólo una buena interpretación, sino una correcta aplicación del pasaje a la realidad de la Iglesia en diferentes épocas y condiciones socioculturales como las nuestras.

En primer lugar, es importante tener en cuenta el tipo de relación padre – hijo, que se establecía en el siglo I de la era cristiana, dentro del mundo grecorromano. En este sentido cabe señalar que, tanto en la concepción hebrea como en el Derecho Romano, el ejercicio de la patria potestad o autoridad paterna era muy diferente a la que se sostiene en los sistemas legales actuales, particularmente en el mundo occidental. En el mundo grecorromano, no importaba que el hijo hubiera alcanzado la mayoría de edad establecida por la sociedad, o que se hubiera casado, o aún que ocupara importantes posiciones políticas, militares, económicas y sociales. Mientras el padre viviese, y salvo por algunas excepcionales emancipaciones, el hijo siempre estaba subordinado a su padre. Particularmente, en el marco del derecho romano, el concepto de patria potestad había dado al padre facultades extraordinarias sobre los miembros de la familia, incluyendo los hijos. La legislación romana primitivo, establecida en las Doce Tablas, daba al padre el poder de vida y muerte sobre sus hijos. Aunque este tipo de prerrogativa fue paulatinamente limitada a medida que se desarrolló el derecho civil, y el poder de las instituciones gubernamentales, sin embargo, aún para el siglo I d.C., el peso legal de la patria potestad era sumamente fuerte. En el marco del pasaje que estamos leyendo, encontramos que, cuando se habla de “hijos”, se está refiriendo a hijos de cualquier edad (menores o mayores de edad) y en cualquier estado civil (casados o solteros), que no estuviesen emancipados por causas excepcionales.

En segundo lugar, es importante tener en cuenta que el contenido y alcance del concepto de “patria potestad” ha variado notablemente con respecto al siglo I d.C., en el mundo grecorromano. Generalmente, los códigos civiles de las naciones occidentales establecen: a) un límite para establecer lo que se denomina “mayoría de edad”; b) un concepto diferente de las relaciones padres – hijos, en relación con la minoría y mayoría de edad y el ejercicio de la patria potestad. Más allá de las variantes que puedan manifestarse en los diferentes países, una cuestión queda clara: a) que la mayoría de edad suele establecerse generalmente entre los 16 y 21 años; b) que una vez adquirida dicha mayoría de edad, el hijo queda emancipado totalmente de la tutela paterna, y tiene responsabilidad legal propia e independiente. Cesa legalmente la patria potestad. El padre pierde el derecho legal a imponer su autoridad en el hijo y, al mismo tiempo, no es responsable de las conductas que este desarrolle, ni de las acciones que lleve a cabo. El padre solo puede aconsejar y guiar, pero no puede ir más allá. Este marco de costumbre y legalidad ha determinado un cambio en las mismas actitudes de los hijos, que se acostumbran a actuar con independencia en relación con sus progenitores.

Todo esto introduce una visión diferente a la hora de aplicar el requisito a la vida de la iglesia, y debe impulsarnos a mantenernos alejados de literalismos irracionales y de extremismos legalistas, que causan daño a los creyentes y a la Obra de Dios.

4) El obispo debe tener un carácter y una conducta gobernados por la moderación y la sobriedad. Por una parte, el líder cristiano no debe ser:

a) “Soberbio”, o sea, arrogante, “pagado de sí mismo”; esta es la idea que transmite la palabra griega usada audsádes, que significa literalmente, “que se agrada a sí mismo”.

b) “Iracundo”. La palabra griega es orguilos y caracteriza a una persona irrascible, que se irrita fácilmente, que se llena de ira por cualquier cosa.

Con respecto a estos atributos negativos, Beacon Hill escribe:
Todas son faltas de carácter que, si se toleran en un líder de la iglesia, de seguro lo conducirán a su ruina. El hombre soberbio es arrogante, sabio en su propia opinión y terco. Tales características traicionan por completo el espíritu del Maestro. El hombre iracundo es de temperamento irritable, vengativo, no tiene paciencia, lo cual es esencial para el siervo de Cristo. [12]

c) “Dado al vino” (pároinos). Un eufemismo para designar a los bebedores consuetudinarios, a los borrachos. El alcoholismo era una verdadera epidemia en el Imperio Romano y muy particularmente en Creta. Aún en la vida cotidiana, debido a la mala calidad de las aguas, las personas mezclaban agua con vino, para apagar la sed.

d) “Pendenciero” (plektes), o sea golpeador, belicoso, peleón.

e) “Codicioso de ganancias deshonestas” (aijrokerdés). Esta frase cobra realce cuando leemos en el versículo 11 que los falsos maestros andaban “enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene”. Aquí, el apóstol vuelve a usar las dos palabras que componen a aijrokerdés. En contraste con los falsos maestros, el verdadero líder cristiano debe caracterizarse por su sobriedad en materia financiera; mucho más, no debe comprometer su enseñanza y su mensaje por ningún tipo de beneficio económico. No debe seguir las modas teológicas o predicar lo que a la gente le gusta escuchar, sencillamente porque va a recibir más invitaciones, o va a obtener mejores ofrendas. El móvil de su servicio a Dios no debe ser el enriquecimiento, o el obtener ventajas materiales, sino el amor al Señor y al prójimo. De su manutención y subsistencia se encarga su propio patrón, el Señor Jesucristo, que establece en Su Palabra que “el obrero es digno de su salario” (1 Ti. 5:18; comparar con 1 Ti. 6:5,6).

Por otra parte, el líder cristiano debe mostrar una serie de cualidades positivas, que lo distingan en medio de la congregación y la comunidad donde ejerce su ministerio. Los versículos 8 y 9 contraponen a lo descrito en los versículos anteriores, una serie de requisitos positivos de carácter personal y ministerial:

a) “Hospedador”. La palabra griega es philóxenos que significa literalmente “amor al extraño”, y se traduce también como “hospitalario”[13]. El significado de esta palabra, en este contexto, alcanza plenitud si pensamos en el ejemplo de Gayo, citado por el apóstol Juan:”Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, mayormente a los desconocidos” (3 Jn. 5). El propio Juan contrasta la actitud de ese discípulo, con la de un falso líder, Diótrefes: “Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia”. (3 Jn. 9,10).

b) “Amante de lo bueno” (philagazos). Esta es la única vez que esta palabra aparece en todo el Nuevo Testamento. [14] El líder cristiano debe amar lo bueno y ser bondadoso, debe encaminar sus pensamientos, afectos y voluntad hacia lo que es bueno, justo, honesto, virtuoso (Fil. 4:8; 1 Co. 13:5,6).

c) “Sobrio”, “justo”, “santo”. En su Comentario de la Epístola a Tito, Bill H. Reeves señala que estas tres cualidades “tocan todas las relaciones de la vida”: “El anciano debe ser sobrio (hacia sí mismo), justo (hacia sus semejantes), y santo (hacia Dios)”[15]. La sobriedad tiene que ver con la regulación de nuestra mente y de nuestros afectos, para no dejarnos arrastrar por los excesos, en cualquier área de nuestra vida. Implica moderación, sensatez, prudencia, discreción, entre otras cosas. Tal es el significado que involucra la palabra griega sofrona empleada aquí. La justicia involucra imparcialidad en el trato hacia los demás. El favoritismo y la parcialidad es un mal que debe ser evitado a toda costa por el ministro del Señor. La santidad, esa doble posición de separación del pecado y mundanalidad, y de consagración permanente y continua al Señor, debe ser siempre la meta del líder cristiano. Esa santidad será garantía de una actuación justa y sobria delante de Dios, y para con los hombres.

d) “Dueño de sí mismo”. Esta es la única vez, en todo el Nuevo Testamento, que se emplea el adjetivo egkrastés, y que se traduce en la Reina-Valera como “dueño de sí mismo”. En su forma sustantiva es usado, en la Biblia, como “dominio propio” (Hch. 24:25; 2 P. 1:6) y “templanza” (Gá. 5:23). Ser “dueño de sí mismo” implica tener autocontrol sobre nuestros pensamientos, sentimientos, emociones, pasiones y apetitos. Significa que ninguna otra cosa puede dominarlo (1 Co. 6:12).

e) “Retenedor de la palabra fiel, tal y como ha sido enseñada”. El vocablo griego traducido aquí como “retenedor” es antejómenon, participio del verbo antéjomai que significa primariamente “sostenerse a uno mismo opuesto a”, por implicación llega a tener el significado de “adherirse a” y, por extensión, “interesarse por, estimar, retener, sostener”[16]. La palabra traducida como “fiel” es el adjetivo pistos que significa “fidedigno, confiable, digno de confianza”[17]. “Tal y como ha sido enseñada”: literalmente, en el griego, leemos “katá tén didajén” o sea, “de acuerdo con la doctrina” o “de acuerdo con la enseñanza”[18]. El siervo del Señor debe estar adherido, retener en sí mismo, sostener, estimar siempre la Palabra de Dios fidedigna, de acuerdo con lo que enseña la Escritura. El pensamiento aquí tiene su paralelo en 1 Timoteo 3:2, en el que se sostiene que el obispo debe ser “apto para enseñar”. Una y otra vez, el apóstol insiste en la preparación doctrinal del ministro de Dios. Solamente se puede retener, sostener, estimar, defender, lo que se conoce. En 1 Timoteo 3:6, el apóstol agrega “no un neófito” o sea, un ignorante, un desconocedor. El propósito de este mandamiento es garantizar que el ministro “sea capaz, tenga el poder de exhortar de acuerdo con la sana enseñanza o doctrina, y pueda oponerse y rebatir la falsa doctrina”. Esta es la idea que puede ser derivada del texto griego.

Notas biblográficas:

[1] Reina-Valera 1995—Edición de Estudio, (Miami, FL: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
[2] No existe una real diferencia entre ambas palabras en este pasaje.
[3] http://www.andrews.edu/universitypress/content/cap16.pdf. Resumen realizado por la editora.
[4] http://www.andrews.edu/universitypress/content/cap16.pdf
[5] Poliandria o poliandría (Gr. Polys – muchos; andros –hombres): una mujer casada con varios hombres. Este tipo de matrimonio ha sido practicado por algunas etnias del Tibet, y por ciertos grupos inuits o esquimales. La poliandria tiene su contrapartida en la poliginia, el término específico para designar el matrimonio de un hombre con varias mujeres, aunque en este último caso, por ser la práctica más generalizada, se le nombra con el término más genérico de poligamia (muchos matrimonios), que abarca a ambas prácticas. (Nota de la editora).
[6] Esta interpretación ha sido sostenida en ciertos ámbitos de la Cristiandad. Es, por ejemplo, un requisito para los “popes” de la Iglesia Ortodoxa Griega. (Nota de la editora).
[7] http://www.andrews.edu/universitypress/content/cap16.pdf
[8] Citado en http://www.andrews.edu/universitypress/content/cap16.pdf
[9] Versión Reina-Valera. 1960. E-Sword. La Espada del Espíritu.
[10] Diccionario y Concordancia Strong. E-Sword. La Espada del Espíritu.
[11] Beacon Hill. Comentario Bíblico. (Kansas City, MO: Casa Nazarena de Publicaciones), (¿AÑO DE EDICIÓN?) p. 711
[12] Diccionario y Concordancia Strong. E-Sword. La Espada del Espíritu.
[13] Reeves, Bill H. Notas sobre Tito.
http://billhreeves.seekye1st.net/Commentaries/NOTAS%20SOBRE%20TITO,%20corrected%2012-27-02%20&%2009-04
[15] Diccionario y Concordancia Strong. E-Sword. La Espada del Espíritu.
[16] Diccionario y Concordancia Strong. E-Sword. La Espada del Espíritu.
[17] Diccionario y Concordancia Strong. E-Sword. La Espada del Espíritu.

Llanes, Alba. Trabajo de Investigación para la edición de Epístolas Pastorales, material didáctico de EDISUB (Estudios Dirigidos de Superación Bíblica), Asambleas de Dios, Cuba, 2007. Apuntes Exegéticos. (Rancho Cucamonga, CA: EDICI). 2007.

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Guarda lo que se te ha encomendado (1 Timoteo 6:20,21).

Posted by alballanes en May 25, 2007

Guarda lo que se te ha encomendado.
20 Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, 21 la cual profesando algunos, se desviaron de la fe. La gracia sea contigo. Amén.

La preocupación permanente del apóstol es la conservación de fe y de la predicación del Evangelio. Esta misma idea es la que se vuelve a repetir en 2 Timoteo 1:14. De hecho, en ambos versículos se usa el mismo vocablo (paradséke), que puede traducirse como “depósito”
[1].

A Timoteo se le ha encomendado proteger, cuidar celosamente la sana doctrina, los santos mandamientos del Señor. Debe estar permanentemente en guardia, contra cualquier cosa que pueda desviarlo de la fe. Tal es la idea que transmite el verbo griego fulasso traducido aquí como “guarda”.


Una de las prácticas que podrían poner en peligro ese valioso depósito de la fe era entrar en pláticas y discusiones vanas sobre temas intrascendentes (en este caso, las discusiones sobre genealogías angélicas y temas esotéricos de los gnósticos judaizantes y de los docetistas) que podían hundirlo en verdaderos pantanales de confusión y de duda. La palabra griega traducida como plática es kekofonía, de la que proviene el término castellano “cacofonía”. Kekofonía señala una plática vana, insustancial, irrelevante, carente de sentido.

Aunque nuestra palabra “cacofonía” ha variado en significado[2], sin embargo podríamos utilizarla como metáfora para transmitir la idea de que la disonancia de las conversaciones y discusiones sobre temas irrelevantes, pueden ser un enloquecedor ruido que nos hagan desviar la atención de la sana palabra de Dios.

Notas bibliográficas.
[1] Ver Capítulo IV, II 6.
[2] Cacofonía. (Del gr. kakofonía, de kakófonos , malsonante). f. Disonancia que resulta de la inarmónica combinación de los elementos acústicos de la palabra. Microsoft® Encarta® 2006. © 1993-2005 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.


Llanes, Alba. Trabajo de Investigación para la edición de Epístolas Pastorales, material didáctico de EDISUB (Estudios Dirigidos de Superación Bíblica), Asambleas de Dios, Cuba, 2007. Apuntes Exegéticos. (Rancho Cucamonga, CA: EDICI). 2007.

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La atención a las viudas (1 Timoteo 5:3-16).

Posted by alballanes en May 24, 2007

Desde los inicios de la Iglesia, en el seno de la misma, se había formado una institución para socorrer a mujeres viudas (ver Hechos 6:1; 9:36-39). La posición de desventaja de la mujer en la sociedad de la época, y la falta de instituciones de bien público encaminadas a la protección y sostenimiento de los desvalidos, hizo perentorio que la Iglesia tomara, en sus manos, la iniciativa de ayudar en forma efectiva a los necesitados dentro de ella, entre los cuales abundaban las viudas. La palabra “honra” usada aquí, se emplea en el mismo sentido que en la frase “doble honor” de 1 Timoteo 5.17: “sostenimiento financiero”. Sin embargo, este socorro no debía ser dado indiscriminadamente, sino siguiendo ciertos principios. El abuso de confianza y la actitud desleal e, inclusive, inmoral de ciertas mujeres dentro de la Iglesia, obligaron a establecer requisitos para la administración de este tipo de ayuda.

Requisitos para recibir este servicio.

a) Que fueran verdaderamente desamparadas (v. 4): Viudas que no tuvieran familiar alguno que se encargara de ellas. Podrían ser mujeres que habían perdido todos sus familiares, o mujeres creyentes cuyos familiares no creyentes las dejaban desamparadas por causa de su fe. El apóstol enfatiza la necesidad de que, en el seno de las familias, se desarrollara el sentido de la responsabilidad con respecto a las mujeres que quedaban solas. Por las palabras de los versículos 7, 8 y 16, algunos creyentes que tenían viudas en su familia, estaban dejando, a cargo de la Iglesia, la responsabilidad del sostenimiento de ellas, eludiendo así sus propias obligaciones al respecto.

b) Que fueran verdaderamente piadosas (vv. 5, 6): “Mas la que en verdad es viuda y ha quedado sola, espera en Dios, y es diligente en súplicas y oraciones noche y día. 6 Pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta”. Los recursos de la Iglesia, generados muchas veces con verdadero sacrificio, por los creyentes fieles, debían estar destinados a aquellas viudas que llevaban una vida de sobriedad y de dedicación al Señor, no a las que estuvieran entregadas a una vida de placer, cómoda y muelle. Bill H. Reeves escribe al respecto: «La palabra griega para decir «se entrega a los placeres» es una sola, y quiere decir vivir en la autogratificación, o vida voluptuosa y lujosa. No se hace referencia a vida en placeres ilícitos o criminales, sino a vida mimada y regalada, en la comida, la bebida, y la ociosidad. Esta palabra griega aparece en el Nuevo Testamento solamente aquí, y en Santiago 5:5 (habéis sido disolutos)” [1].

c) Que tuvieran una edad avanzada (v. 9). Había dos razones por las cuales el apóstol Pablo estaba estableciendo un límite mínimo de edad [2] para comenzar la ayuda a las viudas:

Primero, algunas mujeres cristianas que habían enviudado jóvenes, después de haber disfrutado de la ayuda solidaria de la iglesia, en vez de seguir fieles a Dios, se habían casado nuevamente, pero fuera del orden y la voluntad de Dios, posiblemente con hombres no creyentes. El versículo 15 señala que “Algunas se han apartado en pos de Satanás”. La frase es dura y señala hasta qué grado de rebeldía y apostasía habían llegado. Uno no puede menos que preguntarse si entre ellas no habría algunas que llegaron a convertirse en las “mujercillas” de 2 Timoteo 3: 6,7.

Segundo, que el sostenimiento financiero de viudas jóvenes podría traer como resultado la ociosidad, la molicie y la dedicación de ellas al chisme y la murmuración. Como cristianas, ellas no debían mantenerse improductivas: si no se dedicaban a lo espiritual, a la oración y la intercesión y a llevar una vida de servicio a Dios, lo mejor que hacían era casarse nuevamente, y emplear su tiempo, su vigor, y sus capacidades para formar familias cristianas saludables.

d) Que mostraran una buena conducta general y servicio a los santos. El apóstol añade: “9 que haya sido esposa de un solo marido, 10 que tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos; si ha practicado la hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los afligidos; si ha practicado toda buena obra”.

Cabe aquí una observación: la mentalidad grecorromana y oriental consideraba a las mujeres como inferiores a los hombres, y como en un estado de permanente infancia, por lo que debían siempre estar bajo la tutela de alguien, fuera padre, hermano, esposo o hijo. La idea de una mujer joven, soltera e independiente financieramente, no cabía en la cosmovisión del mundo de aquella época. De modo que, para una mujer joven, la opción más viable para su propia protección era el matrimonio. Parece ser que el sistema de ayuda a viudas, implementado en la Iglesia primitiva, estaba propiciando una nueva conducta en ciertas mujeres que, por su soledad, habían quedado en cierto modo bajo la tutela de la Iglesia. Esta tutela y la manutención que conllevaba, las liberaba de toda responsabilidad personal, y les ofrecía una vida de libertad desconocida anteriormente. No todas usaban esta libertad para bien, o sea, para servir a Dios con mayor flexibilidad (compárese con 1 Corintios 7: 8, 9, 26, 34), sino que algunas se estaban acostumbrando a llevar una egoísta vida de autosatisfacción y deleite, a costa de la ayuda que recibían. Pablo, entonces, recomienda que esas mujeres hagan lo que era considerado más provechoso, aparte de servir a Dios: casarse, tener hijos, formar un hogar. Aún en la época actual, cuando la mentalidad ha cambiado y el espectro de posibilidades para la mujer se ha ampliado, el principio permanece inamovible: la ayuda de la Iglesia debe estar encaminada a proveer para satisfacer la verdadera necesidad. Siempre que la persona creyente tenga algún medio para sostenerse a sí misma, no debe ser carga para la Obra del Señor. Esto, por supuesto, debe ser entendido en el contexto de la ayuda a los necesitados, no debe ser aplicado para aquellos que están dedicados por completo al servicio a Dios, ya que “el obrero es digno de su salario”.

Notas bibliográficas:
[1] Reeves, Bill H. Notas sobre 1 Timoteo.

http://billhreeves.seekye1st.net/Commentaries/1%20TIMOTEO/NOTAS%20SOBRE%201%20TIMOTEO,%20Sept.pdf
[2] El límite citado por Pablo es 60 años. Al respecto señala John Gill, en Exposition of Entire Bible: “La edad de 60 años fue reconocida por los judíos como “vejez”, pero no antes”. E-Sword, La Espada del Espíritu.

Llanes, Alba. Trabajo de Investigación para la edición de Epístolas Pastorales, material didáctico de EDISUB (Estudios Dirigidos de Superación Bíblica), Asambleas de Dios, Cuba, 2007. Apuntes Exegéticos. (Rancho Cucamonga, CA: EDICI). 2007.

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El siervo de Dios en tiempos peligrosos (2 Timoteo 3:1 – 4:5).

Posted by alballanes en abril 20, 2007

El siervo de Dios en tiempos peligrosos.

1 También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. 2 Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, 3 sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, 4 traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, 5 que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. 6 Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. 7 Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. 8 Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. 9 Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos.

El adjetivo griego traducido como “peligrosos” es “chalepos”, que significa “áspero, salvaje, difícil, doloroso, fiero, dañino, duro de tratar”[1]. El comentario acerca de esta palabra, realizado en la Biblia de Estudio Plenitud, dice: “La palabra describe a una sociedad desprovista de virtud pero que abunda en vicios”.[2]

Pero una sociedad es la suma de sus miembros. De acuerdo con la manera de ser de sus integrantes, así es la sociedad. El apóstol Pablo describe aquí los rasgos distintivos de los hombres que formaría parte de la sociedad humana de los tiempos finales. Ellos serían los que harían a esos tiempos del fin literalmente “salvajes”. ¡Cuán actuales son las palabras del apóstol! Inspirado por el Espíritu Santo, Pablo describió magistralmente la época actual, conocida como “posmoderna”. Estas son algunas de sus características más sobresalientes:[3]

a) Ultraindividualismo, egocentrismo, narcisismo. “Hombres amadores de sí mismos” (gr. filautos); “sin afecto natural” (gr. ástorgos: “de corazón duro hacia los parientes”); “ingratos” (ajáristos); “crueles” (anémeros: “salvajes, crueles”); “traidores” (prodótes). El gran lema de la conducta humana actual es: “Ámate a ti mismo”.

b) Hedonismo y consumismo. “Avaros” (filárguiros); “intemperantes” (akrates: “sin gobierno”); “amadores de los deleites más que de Dios” (filédonos más que filótheos).

c) Relativismo moral, permisividad, pragmatismo ético e intrascendencia. “Impíos” (anósios: irreverentes, perversos, malvados); “aborrecedores de lo bueno” (afilagadsos); “corruptos de entendimiento” (katefzarmenoi: depravados, arruinados; nous: mente, entendimiento, sentimiento, voluntad); “réprobos en cuanto a la fe” (adókimos: reprobados, rechazados, indignos); “que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”: Se refiere aquí a la pérdida completa de los valores y principios espirituales y morales que sustentan al ser humano. El relativismo se traduce en el lema: “Yo tengo mi verdad; y tú, la tuya” o “Esta es MI verdad”.

d) Rebeldía contra la autoridad y crisis de autoridad. “Desobedientes a los padres”; “soberbios” (juperéfanos: que se creen por encima de otros); impetuosos (propetés). Es la filosofía del “just do it” (“Sólo hazlo”); sin tener en cuenta principios, o autoridad.

e) Libertinaje de expresión. “vanagloriosos” (alazón: jactancioso, fanfarrón, altivo); “blasfemos” (blásfemos: maldicientes), “calumniadores” (diábolos: diablo, Satanás, calumniador); “infatuados” (tetufómenoi (del verbo tufóo): “envuelto con humo, inflado con arrogancia, envanecido, infatuado”.

En el capítulo 4: 3, 4, después de instar a Timoteo a que lleve a cabo su misión “a tiempo y fuera de tiempo” (4:2), el apóstol Pablo agrega un rasgo más de las personas que vivirían en los últimos tiempos: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”.

“No sufrirán la sana doctrina”: no tolerarán, no soportarán la enseñanza pura del Evangelio, la verdad de Dios. En contraposición, tendrían una disposición y facilidad para prestar atención a cualquier doctrina, enseñanza u opinión (“comezón de oír”). Para satisfacer esa “gula” espiritual, esa “hambre” de banalidad, de información irrelevante, de conocimiento dañino, se produciría una especie de multiplicación “bacteriana” de falsos maestros, de mercaderes de baratijas del supermercado espiritual.

3
10 Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, 11 persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor. 12 Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; 13 mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. 14 Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; 15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. 16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
4
1 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, 2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, 4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 5 Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.

No importa cuál sea la circunstancia que rodee al siervo de Dios. Para el ministro del Evangelio, hay una sola consigna que obedecer: “Cumple tu ministerio” (4:5).

Cumplir el ministerio significa:
1o. Predicar, instar, redargüir, reprender y exhortar: a) a tiempo y fuera de tiempo; b) con toda paciencia y doctrina (4:2).
2o. Seguir la doctrina, los ejemplos de conducta y los propósitos recibidos (3:10).
3o. Persistir en la sana doctrina que se basa exclusivamente en la Palabra de Dios (3:12-17).
4o. Soportar las aflicciones y mantener una conducta sobria en todo momento (4:5; 3:q0, 11).

Ni el espíritu del mundo (kosmos), ni de este siglo o época (aion), ni las circunstancias específicas que caracterizan los tiempos concretos (kairos) en que cada uno vive, deben hacer claudicar al siervo de Dios, el cual debe tener, como lema, esas gloriosas palabras del apóstol: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”. Porque “más allá de la palma, el bohío y la sierra”, como escribió alguna vez Carmen Cordero[4], “más allá de esta tierra de afectos y de actos”[5], está la Patria Eterna, donde “está guardada la corona de justicia”, la cual “dará el Señor, Juez justo, en aquel día… a todos los que aman su venida”.

Notas bibliográficas.

[1] Hayford, Jack W. General Editor, Biblia Plenitud, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1994. p. 1606.
[2] Hayford, Jack W. General Editor, Biblia Plenitud, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1994, p. 1606.
[3] Los vocablos griegos y sus definiciones han sido tomados del Diccionario y Concordancia Strong. E-Sword: La Espada del Espíritu.
[4] Poetisa cristiana camagüeyana.
[5] Cordero, Carmen. Mis dos patrias.

Llanes, Alba. Trabajo de Investigación para la edición de Epístolas Pastorales, material didáctico de EDISUB (Estudios Dirigidos de Superación Bíblica), Asambleas de Dios, Cuba, 2007. (Rancho Cucamonga, California: EDICI) 2007.

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El siervo de Dios en tiempos peligrosos (2 Timoteo 3:1 – 4:5).

Posted by alballanes en abril 20, 2007

El siervo de Dios en tiempos peligrosos.

1 También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. 2 Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, 3 sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, 4 traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, 5 que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. 6 Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. 7 Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. 8 Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. 9 Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos.

El adjetivo griego traducido como “peligrosos” es “chalepos”, que significa “áspero, salvaje, difícil, doloroso, fiero, dañino, duro de tratar”[1]. El comentario acerca de esta palabra, realizado en la Biblia de Estudio Plenitud, dice: “La palabra describe a una sociedad desprovista de virtud pero que abunda en vicios”.[2]

Pero una sociedad es la suma de sus miembros. De acuerdo con la manera de ser de sus integrantes, así es la sociedad. El apóstol Pablo describe aquí los rasgos distintivos de los hombres que formaría parte de la sociedad humana de los tiempos finales. Ellos serían los que harían a esos tiempos del fin literalmente “salvajes”. ¡Cuán actuales son las palabras del apóstol! Inspirado por el Espíritu Santo, Pablo describió magistralmente la época actual, conocida como “posmoderna”. Estas son algunas de sus características más sobresalientes:[3]

a) Ultraindividualismo, egocentrismo, narcisismo. “Hombres amadores de sí mismos” (gr. filautos); “sin afecto natural” (gr. ástorgos: “de corazón duro hacia los parientes”); “ingratos” (ajáristos); “crueles” (anémeros: “salvajes, crueles”); “traidores” (prodótes). El gran lema de la conducta humana actual es: “Ámate a ti mismo”.

b) Hedonismo y consumismo. “Avaros” (filárguiros); “intemperantes” (akrates: “sin gobierno”); “amadores de los deleites más que de Dios” (filédonos más que filótheos).

c) Relativismo moral, permisividad, pragmatismo ético e intrascendencia. “Impíos” (anósios: irreverentes, perversos, malvados); “aborrecedores de lo bueno” (afilagadsos); “corruptos de entendimiento” (katefzarmenoi: depravados, arruinados; nous: mente, entendimiento, sentimiento, voluntad); “réprobos en cuanto a la fe” (adókimos: reprobados, rechazados, indignos); “que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”: Se refiere aquí a la pérdida completa de los valores y principios espirituales y morales que sustentan al ser humano. El relativismo se traduce en el lema: “Yo tengo mi verdad; y tú, la tuya” o “Esta es MI verdad”.

d) Rebeldía contra la autoridad y crisis de autoridad. “Desobedientes a los padres”; “soberbios” (juperéfanos: que se creen por encima de otros); impetuosos (propetés). Es la filosofía del “just do it” (“Sólo hazlo”); sin tener en cuenta principios, o autoridad.

e) Libertinaje de expresión. “vanagloriosos” (alazón: jactancioso, fanfarrón, altivo); “blasfemos” (blásfemos: maldicientes), “calumniadores” (diábolos: diablo, Satanás, calumniador); “infatuados” (tetufómenoi (del verbo tufóo): “envuelto con humo, inflado con arrogancia, envanecido, infatuado”.

En el capítulo 4: 3, 4, después de instar a Timoteo a que lleve a cabo su misión “a tiempo y fuera de tiempo” (4:2), el apóstol Pablo agrega un rasgo más de las personas que vivirían en los últimos tiempos: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”.

“No sufrirán la sana doctrina”: no tolerarán, no soportarán la enseñanza pura del Evangelio, la verdad de Dios. En contraposición, tendrían una disposición y facilidad para prestar atención a cualquier doctrina, enseñanza u opinión (“comezón de oír”). Para satisfacer esa “gula” espiritual, esa “hambre” de banalidad, de información irrelevante, de conocimiento dañino, se produciría una especie de multiplicación “bacteriana” de falsos maestros, de mercaderes de baratijas del supermercado espiritual.

3
10 Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, 11 persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor. 12 Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; 13 mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. 14 Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; 15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. 16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
4
1 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, 2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, 4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 5 Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.

No importa cuál sea la circunstancia que rodee al siervo de Dios. Para el ministro del Evangelio, hay una sola consigna que obedecer: “Cumple tu ministerio” (4:5).

Cumplir el ministerio significa:
1o. Predicar, instar, redargüir, reprender y exhortar: a) a tiempo y fuera de tiempo; b) con toda paciencia y doctrina (4:2).
2o. Seguir la doctrina, los ejemplos de conducta y los propósitos recibidos (3:10).
3o. Persistir en la sana doctrina que se basa exclusivamente en la Palabra de Dios (3:12-17).
4o. Soportar las aflicciones y mantener una conducta sobria en todo momento (4:5; 3:q0, 11).

Ni el espíritu del mundo (kosmos), ni de este siglo o época (aion), ni las circunstancias específicas que caracterizan los tiempos concretos (kairos) en que cada uno vive, deben hacer claudicar al siervo de Dios, el cual debe tener, como lema, esas gloriosas palabras del apóstol: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”. Porque “más allá de la palma, el bohío y la sierra”, como escribió alguna vez Carmen Cordero[4], “más allá de esta tierra de afectos y de actos”[5], está la Patria Eterna, donde “está guardada la corona de justicia”, la cual “dará el Señor, Juez justo, en aquel día… a todos los que aman su venida”.

Notas bibliográficas.

[1] Hayford, Jack W. General Editor, Biblia Plenitud, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1994. p. 1606.
[2] Hayford, Jack W. General Editor, Biblia Plenitud, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1994, p. 1606.
[3] Los vocablos griegos y sus definiciones han sido tomados del Diccionario y Concordancia Strong. E-Sword: La Espada del Espíritu.
[4] Poetisa cristiana camagüeyana.
[5] Cordero, Carmen. Mis dos patrias.

Llanes, Alba. Trabajo de Investigación para la edición de Epístolas Pastorales, material didáctico de EDISUB (Estudios Dirigidos de Superación Bíblica), Asambleas de Dios, Cuba, 2007. (Rancho Cucamonga, California: EDICI) 2007.

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El siervo de Dios en tiempos peligrosos (2 Timoteo 3:1 -2 Timoteo 3:1 4:5).

Posted by alballanes en abril 20, 2007

El siervo de Dios en tiempos peligrosos.

1 También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. 2 Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, 3 sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, 4 traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, 5 que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. 6 Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. 7 Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. 8 Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. 9 Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos.

El adjetivo griego traducido como “peligrosos” es “chalepos”, que significa “áspero, salvaje, difícil, doloroso, fiero, dañino, duro de tratar”[1]. El comentario acerca de esta palabra, realizado en la Biblia de Estudio Plenitud, dice: “La palabra describe a una sociedad desprovista de virtud pero que abunda en vicios”.[2]

Pero una sociedad es la suma de sus miembros. De acuerdo con la manera de ser de sus integrantes, así es la sociedad. El apóstol Pablo describe aquí los rasgos distintivos de los hombres que formaría parte de la sociedad humana de los tiempos finales. Ellos serían los que harían a esos tiempos del fin literalmente “salvajes”. ¡Cuán actuales son las palabras del apóstol! Inspirado por el Espíritu Santo, Pablo describió magistralmente la época actual, conocida como “posmoderna”. Estas son algunas de sus características más sobresalientes:[3]

a) Ultraindividualismo, egocentrismo, narcisismo. “Hombres amadores de sí mismos” (gr. filautos); “sin afecto natural” (gr. ástorgos: “de corazón duro hacia los parientes”); “ingratos” (ajáristos); “crueles” (anémeros: “salvajes, crueles”); “traidores” (prodótes). El gran lema de la conducta humana actual es: “Ámate a ti mismo”.

b) Hedonismo y consumismo. “Avaros” (filárguiros); “intemperantes” (akrates: “sin gobierno”); “amadores de los deleites más que de Dios” (filédonos más que filótheos).

c) Relativismo moral, permisividad, pragmatismo ético e intrascendencia. “Impíos” (anósios: irreverentes, perversos, malvados); “aborrecedores de lo bueno” (afilagadsos); “corruptos de entendimiento” (katefzarmenoi: depravados, arruinados; nous: mente, entendimiento, sentimiento, voluntad); “réprobos en cuanto a la fe” (adókimos: reprobados, rechazados, indignos); “que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”: Se refiere aquí a la pérdida completa de los valores y principios espirituales y morales que sustentan al ser humano. El relativismo se traduce en el lema: “Yo tengo mi verdad; y tú, la tuya” o “Esta es MI verdad”.

d) Rebeldía contra la autoridad y crisis de autoridad. “Desobedientes a los padres”; “soberbios” (juperéfanos: que se creen por encima de otros); impetuosos (propetés). Es la filosofía del “just do it” (“Sólo hazlo”); sin tener en cuenta principios, o autoridad.

e) Libertinaje de expresión. “vanagloriosos” (alazón: jactancioso, fanfarrón, altivo); “blasfemos” (blásfemos: maldicientes), “calumniadores” (diábolos: diablo, Satanás, calumniador); “infatuados” (tetufómenoi (del verbo tufóo): “envuelto con humo, inflado con arrogancia, envanecido, infatuado”.

En el capítulo 4: 3, 4, después de instar a Timoteo a que lleve a cabo su misión “a tiempo y fuera de tiempo” (4:2), el apóstol Pablo agrega un rasgo más de las personas que vivirían en los últimos tiempos: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”.

“No sufrirán la sana doctrina”: no tolerarán, no soportarán la enseñanza pura del Evangelio, la verdad de Dios. En contraposición, tendrían una disposición y facilidad para prestar atención a cualquier doctrina, enseñanza u opinión (“comezón de oír”). Para satisfacer esa “gula” espiritual, esa “hambre” de banalidad, de información irrelevante, de conocimiento dañino, se produciría una especie de multiplicación “bacteriana” de falsos maestros, de mercaderes de baratijas del supermercado espiritual.

3
10 Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, 11 persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor. 12 Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; 13 mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. 14 Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; 15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. 16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
4
1 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, 2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, 4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 5 Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.

No importa cuál sea la circunstancia que rodee al siervo de Dios. Para el ministro del Evangelio, hay una sola consigna que obedecer: “Cumple tu ministerio” (4:5).

Cumplir el ministerio significa:
1o. Predicar, instar, redargüir, reprender y exhortar: a) a tiempo y fuera de tiempo; b) con toda paciencia y doctrina (4:2).
2o. Seguir la doctrina, los ejemplos de conducta y los propósitos recibidos (3:10).
3o. Persistir en la sana doctrina que se basa exclusivamente en la Palabra de Dios (3:12-17).
4o. Soportar las aflicciones y mantener una conducta sobria en todo momento (4:5; 3:q0, 11).

Ni el espíritu del mundo (kosmos), ni de este siglo o época (aion), ni las circunstancias específicas que caracterizan los tiempos concretos (kairos) en que cada uno vive, deben hacer claudicar al siervo de Dios, el cual debe tener, como lema, esas gloriosas palabras del apóstol: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”. Porque “más allá de la palma, el bohío y la sierra”, como escribió alguna vez Carmen Cordero[4], “más allá de esta tierra de afectos y de actos”[5], está la Patria Eterna, donde “está guardada la corona de justicia”, la cual “dará el Señor, Juez justo, en aquel día… a todos los que aman su venida”.

Notas bibliográficas.

[1] Hayford, Jack W. General Editor, Biblia Plenitud, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1994. p. 1606.
[2] Hayford, Jack W. General Editor, Biblia Plenitud, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1994, p. 1606.
[3] Los vocablos griegos y sus definiciones han sido tomados del Diccionario y Concordancia Strong. E-Sword: La Espada del Espíritu.
[4] Poetisa cristiana camagüeyana.
[5] Cordero, Carmen. Mis dos patrias.

Llanes, Alba. Trabajo de Investigación para la edición de Epístolas Pastorales, material didáctico de EDISUB (Estudios Dirigidos de Superación Bíblica), Asambleas de Dios, Cuba, 2007. (Rancho Cucamonga, California: EDICI) 2007.

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Retén la forma de las sanas palabras (2 Timoteo 1:13, 14).

Posted by alballanes en abril 20, 2007

Retén la forma de las sanas palabras
(2 Timoteo 1:13-14).

13 Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús. 14 Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.

En los versículos 13 y 14, el apóstol vuelve a tocar un tema importante para él, en medio de la guerra ideológica que había estado desarrollando contra los falsos maestros, los herejes y los apóstatas: la conservación y defensa de la sana doctrina. Dos son los mandatos concretos: “Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste” y “guarda el buen depósito”.

a. “Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste”. Las palabras usadas en esta frase son altamente sugestivas:

1º. El verbo griego traducido como “retén”, es éjo, que proviene de otro verbo griego, sjéo, el cual tiene múltiples y variados significados, pero que primariamente significa “tener, sostener, retener”[1]. La palabra aparece en este sentido también en 1 Timoteo 1:19, y en Apocalipsis 19:10. Bill H. Reeves escribe al respecto: “La palabra se usa en el sentido de firme adhesión a una cosa”[2].

2º. Existen varias palabras griegas que se traducen como “forma”. La que está usada en este pasaje es hupotuposis (se pronuncia jupotuposis), y que es traducida variadamente como “modelo, patrón, pauta directriz”, en diferentes versiones de la Biblia, sin embargo, el significado más exacto de la misma es “prototipo”[3]. Aunque el mismo término español “prototipo” proviene del griego prototipos, puede también traducir perfectamente, por su significado, a la palabra hupotuposis. Un “prototipo” es, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española: “Ejemplar original o primer molde en que se fabrica una figura u otra cosa. Ejemplar más perfecto y modelo de una virtud, vicio o cualidad”[4]. Cuando Dios dio a Noé las instrucciones para construir el arca, le dio un modelo original o prototipo (Gn. 6.14-16), que el patriarca siguió al pie de la letra (Gn. 6.22). Moisés y los artesanos que trabajaron en la construcción del tabernáculo y de arca del pacto, fabricaron cada objeto conforme a un modelo prototípico que Dios había dado (leer los pasajes del libro de Éxodo referidos a la construcción del tabernáculo de reunión). Un ejemplo similar siguió Salomón cuando levantó el templo y usó los planos dejados por David (1 Cr. 28.11-19; 2 Cr. 3.1-5.1). Esta es la idea que se puede seguir en esta encomienda del apóstol a Timoteo: “Retén el prototipo, el modelo primario, el modelo perfecto”.

3º. “Las sanas palabras” (juguiáinoton logon): “las sanas, saludables, incorruptibles, buenas, fieles palabras”. El participio juguiáinoton, en función adjetiva aquí, reafirma la idea contenida en el término hupotuposis. El apóstol no está hablando de cualquier modelo, ni de cualquier palabra, sino del perfecto modelo o prototipo de palabras fidedignas, no corrompidas: las palabras de la doctrina cristiana, que él había transmitido a Timoteo (“que de mí oíste”).

Bien podríamos traducir el mandamiento: “Mantente firmemente apegado al prototipo de las palabras incorruptibles, fidedignas, que yo te transmití”.

El apóstol Pablo añade que Timoteo debe retener ese prototipo de sanas palabras “en la fe y el amor que es en Cristo Jesús”. Al respecto. Bill H. Reeves escribe: “Esta es la manera en que debe ser predicada la ‘norma de las sanas palabras’. La frase ‘en la fe’ indica hacerlo con fuerte convicción, y la frase ‘y (en) el amor’, apunta a la motivación correcta al hacerlo. Hay que amar a Dios, a la Verdad, y al ser perdido. Compárese con Efesios 4:15”.[5]

b) “Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros”. La frase “guardar el depósito”, aparece con ligeras variantes, en dos ocasiones, en este pasaje: uno en el versículo 12, cuando el apóstol le dice a Timoteo: “Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día”. ¿A qué “depósito” se refiere Pablo el este pasaje que estamos estudiando? Es la misma “forma de las sanas palabras”, el mismo modelo primigenio, patrón o prototipo que Timoteo ha recibido de la enseñanza directa del apóstol. Es la “doctrina” a la que hace referencia en el 3:10, la “palabra fiel” que se repite una y otra vez. El versículo 14 sigue un modelo de paralelo de ideas con el 13, sólo que las metáforas son diferentes. Cada una de ellas aporta un nuevo sentido, un nuevo ángulo de enfoque sobre la misma verdad. La metáfora del versículo 13 (“retén la forma”, “adhiérete al modelo o prototipo”) evoca la fabricación o construcción de algo. Pase lo que pase, Timoteo debe seguir el patrón establecido, obedecer y respetar el modelo predeterminado. En el versículo 14, en cambio, la metáfora apunta a la acción de vigilar celosamente, de proteger algo que puede ser robado o que puede perderse. El verbo griego fulasso, traducido como “guarda” involucra la idea de “aislamiento” y literal o figuradamente, de “vigilar, estar en guardia, custodiar”.[6]

El apóstol estaba seguro de que el Señor se encargaría de ayudarlo poderosamente a guardar el depósito que le había sido encomendado. Ahora le transmite a Timoteo la buena noticia de que el Espíritu Santo, el “Espíritu de verdad”, que “nos guía a toda verdad” (Juan 14.16-18, 26; 16:13), estaría con él, fortaleciéndolo y dándole el poder para preservar, de igual manera, el depósito de la sana doctrina del Evangelio de Cristo.

[1] Diccionario y Concordancia Strong. E-Sword: La espada del Espíritu.
[2] Reeves, Bill, H. Comentario a 2 Timoteo.
http://billhreeves.com/Commentaries/2%20TIMOTEO/NOTAS%20SOBRE%202%20TIMOTEO,%20Sept.pdf
[3] Diccionario Strong y Concordancia Strong. E-Sword: La espada del Espíritu y Reeves, Bill H. Comentario a 2 Timoteo.
http://billhreeves.com/Commentaries/2%20TIMOTEO/NOTAS%20SOBRE%202%20TIMOTEO,%20Sept.pdf
[4] Microsoft® Encarta® 2006. © 1993-2005 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
[5] Reeves, Bill H. Comentario a 2 Timoteo.
http://billhreeves.com/Commentaries/2%20TIMOTEO/NOTAS%20SOBRE%202%20TIMOTEO,%20Sept.pdf
[6] Diccionario y Concordancia Strong. E-Sword: La espada del Espíritu.

Llanes, Alba.Investigación para el material de estudio de «Epístolas Pastorales», de los Estudios de Superación Bíblica (EDISUB), La Habana, Cuba.., 2007 (Rancho Cucamonga, California: EDICI) 2007.

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Columna y baluarte de la verdad (1 Timoteo 3:15).

Posted by alballanes en marzo 24, 2007

para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.

Cuatro interpretaciones se han realizado con respecto a este versículo. En su “Comentario de la Biblia”, Adam Clarke, teólogo metodista inglés del siglo XVIII, las enumera. En esta exposición se irán añadiendo observaciones personales:

Primera interpretación: algunos han sostenido que “columna y baluarte de la verdad” se refiere a Timoteo, ya que él había sido puesto en Éfeso para defender y sostener la verdad del Evangelio. El apóstol Pablo se estaría refiriendo a él con esa frase, de la misma manera que Pedro, Jacobo y Juan fueron llamados “columnas” de la iglesia (Ver Gálatas 2:9). Hasta aquí lo que explica Clarke acerca de esta variante interpretativa. De acuerdo con ella, la frase “columna y baluarte de la verdad” tendría que ser tomada como una especie de invocación a Timoteo, en la que las palabras columna y baluarte estaría en caso vocativo[1]. Habría que traducir el versículo de la siguiente manera: “para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, ¡Oh, columna y baluarte de la verdad!”.

Segunda interpretación: prosigue Clarke explicando que esta es sostenida por aquellos que piensan que la “columna y baluarte de la verdad” es Dios mismo. Ellos traducen así: “… en la casa de Dios, la cual es la Iglesia del Dios viviente, quien es columna y baluarte de la verdad”. Nuestra observación, con respecto a esta interpretación, es la siguiente: la construcción “columna y baluarte de la verdad” es convertida, por obra y gracia de la adición de “quien es” (en griego sería ”os esti” – “hos esti”, y no aparece en el original) en una proposición subordinada sustantiva con función de aposición. Si bien es cierto que, primariamente, “columna y baluarte de la verdad” es realmente una aposición, la dificultad más importante para aceptar esta interpretación se origina en otro aspecto gramatical: el modificador indirecto “del Dios viviente”, está en genitivo, que es el caso griego que cumple, entre otras, este tipo de función sintáctica dentro de la oración. Es más, se recalca que “viviente”, está en genitivo, puesto que es un modificador directo de la palabra “Dios”. Ambos tienen que compartir el mismo caso, género y número. Sin embargo, las palabras “columna” y “baluarte” están en Nominativo (o, de acuerdo con la interpretación anterior, en Vocativo). No concuerdan en caso con el núcleo “Dios” de la construcción analizada.

Tercera interpretación: es la que ha sido expuesta en epígrafe citado al principio. De acuerdo con ella, “columna y baluarte de la verdad” está relacionada con el “misterio de la piedad” que aparece después. Clarke señala que el sentido es bueno, pero que el arreglo de las palabras, o sea, la organización sintáctica de los vocablos en la oración, no apoyan esta interpretación. Vamos a analizar qué ocurre cuando se sustenta esta postura: la construcción sintáctica que surge de esta interpretación, coloca el punto después de “iglesia del Dios viviente”, haciendo terminar así la idea que se viene tratando, en este lugar del discurso. La posibilidad de esta modificación surge, primariamente, de la ausencia de signos de puntuación en el texto griego original. Es cierto que, desde el punto de vista de los “casos”, las tres palabras –columna, baluarte y misterio- concuerdan. De acuerdo con esta postura interpretativa, entonces, “columna y baluarte de la verdad” sería una aposición colocada antes del núcleo nominal del cual depende, o sea, de la palabra “misterio”. El problema de esta interpretación (que también ha marcado alguna que otra traducción) estriba en que el núcleo nominal atribuido a esta aposición está muy alejado y, sobre todo, colocado mucho después de la construcción, de modo que, en una lectura donde haya una ausencia de signos de puntuación, el sentido se perdería. La palabra que gravita permanentemente como verdadero núcleo de la que esa aposición depende en “iglesia”, que está en sus proximidades dentro de la oración. Esto nos lleva a la cuarta interpretación, pero antes, es bueno observar que, de todas las traducciones cotejadas (en español, portugués, italiano, francés, rumano, alemán y griego koiné y moderno), sólo una sostiene esta interpretación. Se trata del Nuevo Testamento de James Murdock, traducido directamente de la Versión Siríaca Peshita[2], y que vio la luz en 1851. En esa traducción leemos:

“but if I should delay, that thou mayest know how thou oughtest to conduct thyself in the house of God, which is the church of the living God. The pillar and the foundation of the truth, and truly great, is this mystery of righteousness, which was revealed in the flesh, and justified in the spirit, and seen by angels, and proclaimed among the Gentiles, and believed on in the world, and received up into glory”.

Cuarta interpretación: es la más aceptada y generalizada. Es la que podemos leer en casi la totalidad de las traducciones que circulan actualmente en los más variados idiomas, y es sostenida por la mayor parte de los comentaristas, entre los que se destaca A. T. Robertson, el más importante erudito en griego del NT, del siglo XX. Surge naturalmente de la manera en que están ordenadas sintácticamente las palabras en el texto. Inclusive, una versión parafraseada como es la Biblia en Lenguaje Sencillo, aunque realiza algunos cambios sintácticos, en el español, igualmente conserva el sentido original del cual estamos hablando: “por si acaso no llego a tiempo. Así sabrás cómo debemos comportarnos los que pertenecemos a la iglesia, que es la familia del Dios vivo. La iglesia sostiene y defiende la verdad.” La Iglesia es columna y baluarte de la verdad. Esto no significa que ella determine e imponga unilateralmente lo que es la verdad, o que posea un magisterio infalible acerca de lo que es la verdad. El magisterio de la verdad es potestad y prerrogativa del Espíritu Santo, “el Espíritu de verdad, que nos guía a toda verdad”, el cual, como tercera persona de la Trinidad, es infalible. El Espíritu Santo opera a través de la Iglesia. La función de esta, con respecto a la verdad, es de carácter instrumental. Toda vez que la iglesia sostiene la verdad que está revelada en la Sola Scriptura, ella se convierte en una columna, un pilar, un sostén de la verdad de Dios.

Notas bibliográficas.

[1] En el griego, el Nominativo (caso que señala al núcleo del sujeto o a núcleos sustantivos en otras construcciones) y el Vocativo (caso usado para invocar a alguien, para llamarlo) tienen, con una excepción, las mismas terminaciones o desinencias.
[2] Es una traducción del griego a una de las variantes del idioma arameo, el siríaco, que apareció alrededor del siglo IV.

Alba Llanes. Trabajo de investigación para Epístolas Pastorales, material didáctico de EDISUB (Estudios Dirigidos de Superación Bíblica), Asambleas de Dios, Cuba. 2007. (Rancho Cucamonga, California: EDICI) 2007.

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Dignos de doble honor (1 Timoteo 5: 17-22).

Posted by alballanes en marzo 24, 2007

17 Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. 18 Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario. 19 Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos. 20 A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman. 21 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad. 22 No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro.

Los “ancianos” a los que hace referencia el pasaje no son personas de edad avanzada, como las que se señalan en el 5:1. El mismo versículo delimita el significado de la palabra, con las frases “que gobiernan (presidan) bien”
[1] y “mayormente los que trabajan en enseñar y predicar”. Sobre ellos, el apóstol da una serie de orientaciones a Timoteo:

1º. En cuanto al sostenimiento financiero de los ministros del culto. Aquí cabe señalar dos aspectos muy importantes:

a) Se está delimitando quiénes deben recibir “doble honor”. En primer lugar los que “gobiernen” o presidan bien. En su “Comentario a 1 Timoteo”, Juan Calvino escribe: “… que gobiernen bien; es decir, que laboriosa y fielmente desempeñen su oficio. Porque, suponiendo que una persona obtuviera cien veces un puesto, y aunque se ufanara de su título, con todo, si al mismo tiempo no cumple con su deber, no tendrá derecho a exigir que sea sostenido a expensas de la Iglesia. En suma, Pablo enseña que el honor no se debe al título, sino al trabajo realizado por aquellos que han sido designados para el oficio”. En segundo lugar, prioritariamente aquellos que “predican y enseñan”, en otras palabras, los que tienen “el ministerio de la Palabra”, los que están encargados de instruir y dirigir al pueblo de Dios en la sana doctrina. Calvino comenta al respecto: “Tal es la ingratitud del mundo, que muy poco se preocupa por sostener a los ministros de la Palabra; y Satanás, por esta triquiñuela, se esfuerza en privar a la Iglesia de instrucción, horrorizando a muchos, por el terror a la pobreza y al hambre, para que se abstengan de llevar esa carga”. Una de las grandes problemáticas actuales, en el seno de la Iglesia, a través del mundo, es el terrible desequilibrio en materia de sostenimiento del ministerio cristiano: por un lado, tenemos genuinos siervos de Dios (pastores, misioneros, maestros, etc.) que pasan ingente necesidad debido a la falta de visión de los creyentes a su cargo, a los que les correspondería sostenerlos debidamente; por otro lado, tenemos líderes (falsos pastores, falsos evangelistas, falsos maestros y autodenominados apóstoles y profetas) que esquilman a muchos creyentes, los cuales permiten ser saqueados sobre falsas promesas de prosperidad y de milagros de diferente índole.
b) Se está señalando qué significa “doble honor”. Esta expresión cobra su significado en el versículo 18. En estos versículos se está hablando de “salario”, de la remuneración monetaria u “honorarios” que debían recibir, cuando se realizaban el ministerio, con completa dedicación y eficacia. Este concepto es desarrollado también por Pablo en 1 Co. 9:7-14. Ver también 2 Co. 11:8, 9 y Fil. 4:14,15. [2]

2º. En cuanto a la manera de tratar acusaciones en contra de ellos. Las palabras del original pueden ser traducidas así: “Contra un anciano no recibas o admitas una acusación formal (categoría) excepto sobre o en base de dos o tres testigos. El apóstol Pablo lo que hace aquí es aplicar el mismo principio presente ya, primeramente en la ley mosaica (Dt. 19:15), y en las palabras del mismo Jesús (Mt. 18:16). Ver también: Juan 8:17; 2 Corintios 13:1. El peligro de falsas acusaciones es siempre una especie de “espada de Damocles” que pende sobre la cabeza de los ministros del Señor. Su misma posición los hace sumamente vulnerables. El ministro del Señor es una especie de figura pública: él está definitivamente en una “vitrina”, expuesto a las miradas de todos. Como señala Juan Calvino: por muy bien que haga su trabajo, siempre tendrá multitud de críticos y detractores. Él añade:
“Yo respondo que éste es un remedio necesario contra la malicia de los hombres; porque ninguno está tan expuesto a las calumnias y difamaciones como los maestros piadosos. Y esto no sólo proviene de la dificultad de su oficio, bajo cuyo peso algunos sucumben, o titubean, o se detienen, o se equivocan, por lo cual muchos hombres perversos aprovechan la ocasión para encontrar defectos en ellos; sino que hay una vejación adicional: que, aunque ellos desempeñen su oficio correctamente, como para no errar, jamás escapan a miles de críticas. Y ésta es la astucia de Satanás: alejar el corazón de los hombres de los ministros, para que gradualmente la instrucción pueda caer en desprecio. Así no sólo se hace mal a personas inocentes, al herirles su reputación injustamente (lo cual es excesivamente bajo para los que tienen un rango tan honorable), sino que también la autoridad de la santa doctrina de Dios es menoscabada. Y esto es lo que Satanás, como ya afirmé, se esfuerza muy especialmente por alcanzar; porque el dicho de Platón, de que «las multitudes son maliciosas, y envidian a aquellos que están sobre ellas», no sólo es cierto en este caso, sino que cuanto más seriamente se esfuerza un pastor por extender el Reino de Cristo, tanto más es envidiado, y tanto más fieros son los asaltos de que es objeto. Y no sólo esto, sino que tan pronto como se hace pública una acusación contra un ministro, se cree tan plenamente como si ya tuvieran todas las evidencias. Esto no se debe únicamente a un más elevado nivel de excelencia que se exige de los mismos, sino porque casi todos son tentados por Satanás a una excesiva credulidad, de modo que, sin hacer ninguna investigación, apresuradamente condenan a sus pastores, cuyo buen nombre debieron más bien haber defendido”[3].

3º. En cuanto a aquellos a los que se les comprueba pecado. La orientación anterior abre la posibilidad de que se someta a proceso una denuncia bien documentada y respaldada por dos o más testigos. El original griego dice literalmente “a los que pecan”. Tanto la Reina Valera como otras versiones agregan la palabra “persisten”, debido a que el participio está en tiempo presente, lo que indica una acción continua[4]. No se está hablando aquí de fallas o pecados ocasionales producto de una debilidad pasajera, sino de la práctica consuetudinaria de ciertos pecados. En su comentario a esta epístola, Calvino explica: “Siempre que se toma alguna medida para la protección de los hombres buenos, inmediatamente se aprovechan de ella los malos para evitar ser condenados. Por consiguiente, lo que Pablo expresó acerca de rechazar las acusaciones injustas, lo modifica por medio de esta afirmación, para que nadie, bajo este pretexto, pueda escapar al castigo debido a su pecado”[5].

El mismo Señor Jesucristo estableció un orden para la disciplina de la persona creyente que cometía falta o pecado. Los pasos a seguir se pueden leer en Mateo 18:15-20. Se observa allí una ampliación de la amonestación, en círculos cada vez más amplios desde la absoluta privacidad hasta la absoluta publicidad. En este pasaje que estamos analizando, el apóstol enfatiza la amonestación pública como modo de corrección no sólo para el ofensor, sino para las demás personas que tuvieron conocimiento del hecho que. El objetivo era fomentar un verdadero sentimiento de temor reverente de Dios y de las cosas sagradas. La amonestación y disciplina de los líderes de la iglesia queda pues bien definida en este pasaje, en el que está implícito también el principio bíblico de la sujeción: aún los líderes deben estar bajo autoridad, pues pueden fallar y deben ser corregidos. Este principio cobra hoy vigencia de primer orden toda vez que las nuevas corrientes de Apostolado y Profetismo están generando figuras verdaderamente autoritarias que exigen sumisión absoluta a sus personas, como supuestos representantes de Señor, pero no se someten a nadie, so pretexto de que le rinden cuentas “directamente a Dios”, ni admiten cuestionamientos ni amonestaciones ante las fallas que están cometiendo.

4º. En cuanto a la actitud personal de Timoteo al tratar los casos anteriores: “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad” (1Ti 5:21). Dos aspectos importantes se destacan en este versículo:

a) “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos”. El manejo correcto de las situaciones descritas anteriormente es tan importante, que el apóstol no vacila en recalcar el carácter solemne de estas instrucciones. El verbo usado “encarezco” (diamartúromai) se puede traducir literalmente como: “atestiguar o protestar fervientemente, exhortar”[6]. Para dar mayor fuerza a su protesta o exhortación, el apóstol pone como testigos al Padre, al Hijo y a los “ángeles escogidos”. Aplica, de esta manera, a una nueva situación, la misma tríada empleada por el Señor Jesucristo, en Lucas 9:26. Los ángeles “escogidos” o “santos”, son aquellos que no cayeron en desobediencia y que, como señala Bill Reeves, “son espectadores de los eventos humanos (Lc. 15:10; 1 Co. 4:9)”[7]. Él añade: “Pablo da esta amonestación a Timoteo como en la presencia de Dios, de Jesucristo, y de los ángeles, para dar solemnidad a ella. El caso es serio. El ojo de ellos mira. Son testigos de las acciones de Timoteo al tratar él estos casos de disciplina de ancianos (ver. 19,20”[8]).

b) “… que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad”. El verbo “guardar”, usado aquí, es el mismo empleado cuando se habla de “guardar la ley”. El mandamiento que está dando el apóstol, inspirado por el Espíritu Santo, tiene fuerza de ley, en absolutamente imperativo, no es una opción que, dadas ciertas circunstancias, puede dejarse a un lado. “Estas cosas” se refieren particularmente a las expresadas en los versículos 19 y 20. “Sin prejuicios”, o sea, sin juzgar de antemano. Es necesario aplicar aquí el principio judicial de presunción de inocencia del acusado, hasta que se compruebe lo contrario. Primeramente la evidencia tiene que ser recibida y analizada, sin influir en ello cualquier concepto o sentimiento personal con respecto a la persona que está siendo acusada, o en relación con los acusadores.

“No haciendo nada con parcialidad”: Bill Reeves resume así: “La palabra griega para decir «parcialidad» es compuesta de PROS (hacia) y KLINO (inclinar). Literalmente, la idea es la de inclinarse hacia alguno, y esto para ventaja personal. En forma de verbo, la palabra aparece en Hech. 5:36 (se unió). Es pecado mostrar preferencias facciosas, o favoritismo según parentela, posición social o de autoridad, u otra consideración humana. Dios no hace acepción de personas; no hemos de hacerla tampoco nosotros. Timoteo, sin prejuicio ni parcialidad con respecto al anciano acusado o al acusador de él, al actuar en la vista de Dios, de Jesucristo, y de los ángeles, había de promover el bien espiritual de los interesados en particular, y de la iglesia en general”.
[9]

5º. En cuanto a la ordenación o consagración de los ancianos. La frase “no impongas con ligereza las manos a ninguno” debe ser interpretada en el contexto de los versículos que venimos analizando. Uno de los usos de la imposición de manos, en la Biblia, se observa en la consagración de los ministros del culto (Hech. 6: 5,6; 13:3; 1 Ti. 4:14). La mayoría de los intérpretes coinciden en explicar este pasaje de la siguiente manera: Timoteo debía resistir la tentación de consagrar como ancianos a personas de cuya probidad y aptitud para el ministerio no hubiera suficiente prueba. De no tener sumo cuidado al respecto, podía dar lugar a que consagrara a personas impías o incapaces de llevar una vida recta, acorde con la labor que tenían que desempeñar como ministros del Señor. Al respecto, Calvino escribe: “Hay algunos que, por un deseo de lo novedoso, desearían recibir dentro del ministerio a alguna persona difícilmente conocida, tan pronto como ha dado una o dos demostraciones de que son reconocidas como buenas. Es deber de un obispo sabio y precavido, resistir este sentimiento perturbador, en la misma forma en que Pablo ordena hacerlo aquí a Timoteo”
[10].

“Ni participes en pecados ajenos”: La palabra “participar” aquí es “koinoneo”, “tener comunión”. El recibir a una persona no apta o pecadora en el ministerio sería hacerse cómplice de la misma, en los mismos pecados que ella comete. La pureza no sólo está en no hacer pecado, sino en no ser cómplice de pecados ajenos, este sería el significado concreto de la orden final del apóstol: “Consérvate puro”.
Para concluir este aspecto, queremos mencionar las palabras de Bill Reeves: “Los tres verbos en este versículo (impongas, participes, consérvate) van en imperativo presente, lo cual en griego enfatiza lo continuo de la acción mandada — no estés imponiendo la manos, no estés participando, sigue conservándote puro”[11].

Notas bibliográficas.

[1] “Gobiernen”: proestotes (προεστωτες ) participio de proístemi: estar delante en rango, presidir, gobernar. Concordancia y Diccionario Strong. E-Sword. La Espada del Espíritu.
[2] “Pablo da dos referencias bíblicas, al decir «la Escritura dice». Estas son Deut. 25:4 y Luc. 10:7. Esto comprueba que LUCAS es un libro inspirado de la Escritura. (LUCAS, pues, fue escrito antes que esta carta a Timoteo; o sea, antes del año 63 d. deJ.C.); ya existía y Pablo lo conocía y lo reconocía como del canon del Nuevo Testamento. Compárese Hech. 20:35, también escrito por Lucas”. Reeves, Bill H. Notas sobre 1 Timoteo. http://billhreeves.seekye1st.net/Commentaries/1%20TIMOTEO/NOTAS%20SOBRE%201%20TIMOTEO,%20Sept.pdf
[3] Calvino, Juan. Comentario a Primera a Timoteo. http://mastermedia.net/pub-library/biblioteca/Calvino/doc-12.pdf
[4] Reeves, Bill H. Notas sobre 1 Timoteo.
http://billhreeves.seekye1st.net/Commentaries/1%20TIMOTEO/NOTAS20SOBRE%201%20TIMOTEO,%20Sept.pdf
[5] Calvino, Juan. Comentario a Primera a Timoteo. http://mastermedia.net/pub-library/biblioteca/Calvino/doc-12.pdf
[6] Concordancia Strong. E-Sword. La Espada del Espíritu.
[7] Reeves, Bill H. Notas sobre 1 Timoteo. http://billhreeves.seekye1st.net/Commentaries/1%20TIMOTEO/NOTAS%20SOBRE%201%20TIMOTEO,%20Sept.pdf
[8] Op. Cit. 31.
[9] Op. Cit. 31.
[10] Calvino, Juan. Comentario a 1 Timoteo, p. 106.
[11] Reeves, Bill H. Notas sobre 1 Timoteo. http://billhreeves.seekye1st.net/Commentaries/1%20TIMOTEO/NOTAS%20SOBRE%201%20TIMOTEO,%20Sept.pdf


Trabajo de Investigación para la edición de Epístolas Pastorales, material didáctico de EDISUB (Estudios Dirigidos de Superación Bíblica), Asambleas de Dios, Cuba, 2007. (Rancho Cucamonga, California: EDICI) 2007.

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