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La estirpe de Josafat

Posted by alballanes en septiembre 1, 2007

Hay decisiones que, aunque nacidas de un corazón noble y de una buena intención, pueden catalogarse no sólo de imprudentes o necias, sino aún de nefastas, debido a las consecuencias trágicas que han acarreado.Josafat fue uno de los mejores reyes de Judá. De él se dice que “hizo lo recto ante los ojos de Jehová”, y que se dedicó a completar la obra de saneamiento espiritual y moral, que su padre, el rey Asa, había comenzado en el reino (2 Reyes 22:43-46). Sin embargo, Josafat adolecía de lo que parece haber sido su mayor defecto: una ingenuidad congénita que se añadía a su natural bondad, generosidad y solidaridad.

Aparentemente, uno de los grandes anhelos de Josafat era lograr la paz entre Judá e Israel. La larga rivalidad entre ambos reinos, había alcanzado aún el período de gobierno de su propio padre, Asa. Por lo que se puede observar, Josafat decidió cambiar la estrategia y sustituir el choque militar por la diplomacia, y la continua reclamación de territorios por una alianza política y comercial. El reino norteño de Israel había estado gozando de un período de paz y prosperidad que se había prolongado a través de los ocho últimos años del reinado de Omri, y durante el período de reinado de Acab. Pueblos de los alrededores habían pasado a ser vasallos de los reyes de Israel.

Los peligros de guerra contra otros estados estaban suficientemente conjurados. Era, pues, tiempo de que la paz se hiciera entre esas dos ramas desgajadas de un mismo tronco, que eran el reino sureño de Judá y el norteño de Israel. Quién sabe si también Josafat tuviera la intención de influir positivamente en la espiritualidad de la nación israelita, mediante un acercamiento a la casa real de Acab. Lo cierto es que la primera decisión que tomó Josafat fue la de establecer alianza matrimonial entre ambos linajes reales. Es así que se produce el matrimonio de Joram, hijo de Josafat, y de Atalía, hija de Acab y Jezabel, la princesa fenicia. Después de ello, una sucesión de malas decisiones llevan a Josafat a acompañar a Acab a la guerra. En la batalla final contra los sirios, Josafat estuvo a punto de morir y el propio Acab perdió la vida (1 reyes 22:1-38). No escarmentado aún con todo esto, llegó a hacer alianza comercial con Ocozías, hijo de Acab, e inclusive llegó a preparar una gran flota de barcos, para ir a Tarsis, pero aún las naves se rompieron. Parece ser que, finalmente, Josafat recapacitó y se negó a proseguir junto a Ocozías en esta empresa (1 Reyes 22:48,49).

Sin embargo, el mal principal estaba ya hecho. La alianza matrimonial establecida con la casa de Acab trajo, de inmediato, dos consecuencias: primero, expuso a todo el reino de Judá a la influencia altamente idolátrica del nuevo culto a Baal, introducido por Jezabel en Israel [1]; segundo, abrió la puerta para que la maldición efectuada sobre Acab y su descendencia, como producto del asesinato de Nabot (1 Reyes 21:19), se introdujera en la descendencia de Josafat, y se pusiera en peligro el linaje real davídico. A partir de ese momento, la muerte reinó soberana sobre los herederos de este rey que, siendo uno de los mejores de Judá, actuó conforme a sus ingenuos y necios criterios.Este es el recuento de la estirpe de Josafat, afectada por los resultados de una necia decisión:

Joram, hijo de Josafat, asesinó a todos sus hermanos, hijos de Josafat, con el fin de que ninguno le disputara el trono (2 Crónicas 21:1-4). Este patrón de conducta parece haber sido tomado del consejo de su esposa Atalía, cuyo abuelo materno, Et-baal, rey de Tiro y de Sidón, había hecho exactamente lo mismo con sus propios hermanos. No es ilógico pensar que Atalía lo aconsejara malévolamente en este sentido, pues ella misma fue posteriormente una inicua consejera de su hijo el rey Ocozías (2 Crónicas 22:3). Como producto de esta malvada actuación, una nueva maldición cae sobre Joram y sus hijos (2 Crónicas 21:12-15).

Con excepción de Ocozías, también conocido como Joacaz, todos los hijos de Joram fueron asesinados por una banda armada de árabes, que también saqueó el palacio real y se llevó a las restantes mujeres de Joram. Sólo se salvaron Ocozías y su madre Atalía (2 Crónicas 21:17; 22:1).

Ocozías, su nieto, hijo de Joram y Atalía, resultó asesinado por Jehú (2 Reyes 9:27-29; 2 Crónicas 2: 7-9). Él había estado obrando impíamente, aconsejado por Atalía y por la familia de esta, posiblemente por su propia abuela Jezabel y sus tíos Ocozías y Joram, reyes de Israel (2 Crónicas 22:3,4).

Al morir Ocozías, su madre Atalía decidió exterminar toda la descendencia real de Judá. Mató a todos los hijos de Ocozías, que podían heredarle el trono. Sólo se salvó Joás, el más pequeño, protegido por su hermana Josabet, esposa de Joiada, el sumo sacerdote (2 Crónicas 22:10-12).

Los restantes biznietos de Josafat, hijos de los hijos de Joram que habían sido asesinados por los árabes, perdieron la vida a manos de Jehú que, en su campaña de exterminación de la casa de Acab, los encontró a y los mató (2 Crónicas 22:8, comparar con 2 Reyes 10:12-14).

Zacarías, el hijo del sacerdote Joiada y de Josabet, que era, por su madre, nieto de Joram y biznieto de Josafat, resultó asesinado por su propio primo el rey Joás (2 Crónicas 24:20-22).

Joás, hijo de Ocozías, que se había salvado de la matanza de su abuela Atalía, terminó sus días de rey de Judá, asesinado por sus siervos (2 Crónicas 24:25-26).

El rey Amasías, hijo de Joás, tataranieto de Josafat y de Acab, tuvo el mismo fin que su padre.

La maldición sobre Acab y su descendencia alcanzó a la cuarta generación de Josafat (2 Crónicas 25:27-28). Sólo la misericordia de Dios y su pacto con Abraham y con David, preservó la posteridad de Josafat, de uno de los más contundentes y efectivos ataques de Satanás contra la línea mesiánica. Y ese ataque no vino de un rey impío, sino que fue propiciado, neciamente, por uno de los mejores reyes de Judá, que amó y temió a Dios, pero que cometió el error de dejarse llevar por su ingenua visión de la vida y de su responsabilidad personal.

[1] Aunque la práctica de adorar a los baalim era ya antigua en Canaán, y aún dentro de Israel y Judá, lo cierto es que la introducción del culto institucionalizado a Baal, en su forma de deidad fenicia, tuvo lugar en la época de Acab, gracias a la influencia de Jezabel.

Llanes, Alba. (Rancho Cucamonga, CA: EDICI), 2007

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Requisitos necesarios para ancianos y obispos (Tito 1:5-7).

Posted by alballanes en May 25, 2007

Requisitos necesarios para ancianos y obispos

5 Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieras lo deficiente y establecieras ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé. 6 El anciano deber ser irreprochable, marido de una sola mujer, y que tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía. 7 Es necesario que el obispo sea irreprochable, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no amigo de contiendas, no codicioso de ganancias deshonestas.
[1]

Los requisitos establecidos en este pasaje apuntan a establecer un liderazgo que fuera ejemplo dentro de una comunidad altamente pecaminosa y marcada por la falta de valores morales elementales. Pueden ser descritos de la siguiente manera
:

1) El obispo o presbítero [2] debe ser “irreprensible” (gr. anénkletos). Una persona a la que no se le puede reprochar algo, en materia de conducta. La palabra se usa dos veces: en el versículo 6, refiriéndose a la conducta moral del líder, en relación con su esposa; en el versículo 7, refiriéndose a su labor como administrador (oikónomos) de la Obra de Dios.

2) El obispo o presbítero debe ser “marido de una sola mujer”. En el griego, literalmente dice: “de una mujer marido” (mias gunaikos aner). No aparece el adverbio “sola”. A lo largo de la historia, se han señalado varios significados para esta frase. Resumimos, a continuación, la excelente explicación al respecto, desarrollada por Nancy Weber de Vyhmeister [4]:

Primero, que el obispo debía estar casado. La frase, efectivamente, conjura el celibato obligatorio, pues admite como regla general, en el ministerio, a hombres casados y con hijos. Sin embargo, la reglamentación no excluye que haya presencia de ministros solteros, por elección personal. Tanto Jesús como el mismo apóstol Pablo, señalaron esta última posibilidad, aunque no como regla general y obligatoria (véase Mt. 19:12; 1 Co. 7:7, 8, 25-38).

Segundo, que el obispo no debía ser polígamo, o sea, tener varias esposas a la vez. Nancy Weber señala al respecto: a) Que para el siglo I, la presencia de la poligamia era sumamente escasa, estando presente solamente en algunos judíos que vivían en Palestina. b) Que, aunque existía el concubinato, “en el siglo I, la monogamia era la única forma legal de matrimonio en el mundo grecorromano”[5]. c) Que la misma frase se aplica a las viudas de 1 Timoteo 5:9. Si la frase “de una mujer marido”, se explica a la luz de la poligamia, entonces, la frase “de un hombre mujer”, señalaría que también había poliandria [6] en esa época, cosa que no tiene ningún respaldo histórico.

Tercero, que el obispo no fuera divorciado. Dentro de la enseñanza neotestamentaria que se expresa en contra del divorcio (Mt. 5:31-32; 19:3.12; 1 Co. 7:10-14), se encuentra también una enseñanza que lo admite bajo circunstancias especiales (Mt. 5:32; 19:9; 1 Co. 7:15). De modo que no puede señalarse de forma tajante que esta sea la explicación a la frase “de una mujer marido”.

Cuarto, que el obispo no se volviera a casar, después de enviudar.[7] Sobre este punto, la señora Weber de Vyhmeister señala que la idea podría armonizar con las instrucciones antiguotestamentarias sobre el recasamiento de los sacerdotes después de enviudar (Lv. 21:13-15), y con algunos pasajes neotestamentarios como Lucas 2:36,37; 1 Corintios 7:8,40. Sin embargo, ella escribe:

Seguir las instrucciones del Antiguo Testamento en cuanto al matrimonio de los sacerdotes no tiene sentido, ya que en ningún punto el ministerio del Nuevo Testamento sigue las reglas del sacerdocio judío. En el mundo romano, volverse a casa después de enviudar, no sólo era común sino hasta obligatorio. El emperador romano César Augusto mandó que todas las viudas menores de cincuenta años volvieran a casarse antes de dos años. En ningún lugar del Nuevo Testamento se dice que el matrimonio después de enviudar es inapropiado. Prohibir a los obispos viudos que volvieran a casarse se asemeja al consejo de los falsos maestros que prohibían totalmente el matrimonio (1 Ti. 4:3).[8]

Quinto, que el obispo fuera fiel en su matrimonio. Esta línea de interpretación fue sostenida por Teodoro de Mopsuestia (ca. 350 – 428), quien escribía que el obispo es “uno que se casa con una mujer, vive con ella con prudencia, se conserva para ella y dirige hacia ella el deseo de la naturaleza”
[9]. Esta postura ha sido adoptada por algunos intérpretes contemporáneos, como C. H. Dodd, Jonh Stott, William Hendriksen y Keener. Weber señala que esta explicación es razonable y concuerda muy bien con todo el contexto del pasaje, y con toda la enseñanza bíblica. La frase resumiría así la idea de que el líder cristiano no sería infiel a su esposa, buscando aventuras temporales extramatrimoniales o teniendo concubinas, y enfrentaría la situación de divorcio y recasamiento adscribiéndose estrictamente a las reglas y excepciones establecidas en el Nuevo Testamento.

3) El obispo o presbítero debe tener un hogar que sea ejemplo para la comunidad. En este caso no sólo en lo referido a su relación matrimonial, tal y como lo vimos en el punto anterior, sino con respecto a sus hijos. La traducción de la Reina-Valera dice: “que tenga hijos creyentes, que no estén acusados de disolución ni de rebeldía”[10]. En griego, la palabra traducida como “creyentes”, es pistos, que significa también “fiel, fidedigno, digno de confianza, confiable, verdadero”[11]. La Reina- Valera de 1995 sigue a la versión de 1960 y traduce “creyentes”. Esa misma línea de traducción siguen la Reina-Valera Autorizada (1989), la Nueva Versión Internacional (NVI), la Nueva Biblia de los Hispanos (NBLH), la Biblia al día (BAD), la Biblia Dios Habla Hoy, la Biblia Latinoamericana (BL, 1995), la Biblia en Lenguaje Sencillo (BLS) y la Biblia de Jerusalén (BJ). Traducen la palabra pistos como “fieles”, la Reina-Valera de 1865, la Reina-Valera 1909, la Reina-Valera 2000, la Palabra de Dios para Todos (PDT) y la Nácar Colunga, entre otras. Estas dos variantes de traducción se relacionan, a su vez, con dos interpretaciones del texto: la primera sostiene que el obispo debe tener hijos cristianos; la segunda, que sólo basta que sean fieles y obedientes a su padre, que estén en sujeción, que no sean libertinos ni rebeldes, aunque no profesen la fe cristiana. La segunda interpretación es la que ha predominado en el ámbito cristiano.

Es sumamente importante considerar la aplicación de este requisito en un contexto sociocultural diferente al de la época y tipo de sociedad imperante en el que fueron escritas estas palabras. Se han dado casos extremos de disciplinar a ministros del Evangelio, o de expulsarlos de sus funciones ministeriales y aún de la congregación, por las malas conductas y acciones de hijos que ya no están más bajo su tutela y que, habiendo alcanzado la mayoría de edad, se han descarriado voluntariamente de la fe. El siguiente análisis tiene como objetivo ofrecer información relevante que permita no sólo una buena interpretación, sino una correcta aplicación del pasaje a la realidad de la Iglesia en diferentes épocas y condiciones socioculturales como las nuestras.

En primer lugar, es importante tener en cuenta el tipo de relación padre – hijo, que se establecía en el siglo I de la era cristiana, dentro del mundo grecorromano. En este sentido cabe señalar que, tanto en la concepción hebrea como en el Derecho Romano, el ejercicio de la patria potestad o autoridad paterna era muy diferente a la que se sostiene en los sistemas legales actuales, particularmente en el mundo occidental. En el mundo grecorromano, no importaba que el hijo hubiera alcanzado la mayoría de edad establecida por la sociedad, o que se hubiera casado, o aún que ocupara importantes posiciones políticas, militares, económicas y sociales. Mientras el padre viviese, y salvo por algunas excepcionales emancipaciones, el hijo siempre estaba subordinado a su padre. Particularmente, en el marco del derecho romano, el concepto de patria potestad había dado al padre facultades extraordinarias sobre los miembros de la familia, incluyendo los hijos. La legislación romana primitivo, establecida en las Doce Tablas, daba al padre el poder de vida y muerte sobre sus hijos. Aunque este tipo de prerrogativa fue paulatinamente limitada a medida que se desarrolló el derecho civil, y el poder de las instituciones gubernamentales, sin embargo, aún para el siglo I d.C., el peso legal de la patria potestad era sumamente fuerte. En el marco del pasaje que estamos leyendo, encontramos que, cuando se habla de “hijos”, se está refiriendo a hijos de cualquier edad (menores o mayores de edad) y en cualquier estado civil (casados o solteros), que no estuviesen emancipados por causas excepcionales.

En segundo lugar, es importante tener en cuenta que el contenido y alcance del concepto de “patria potestad” ha variado notablemente con respecto al siglo I d.C., en el mundo grecorromano. Generalmente, los códigos civiles de las naciones occidentales establecen: a) un límite para establecer lo que se denomina “mayoría de edad”; b) un concepto diferente de las relaciones padres – hijos, en relación con la minoría y mayoría de edad y el ejercicio de la patria potestad. Más allá de las variantes que puedan manifestarse en los diferentes países, una cuestión queda clara: a) que la mayoría de edad suele establecerse generalmente entre los 16 y 21 años; b) que una vez adquirida dicha mayoría de edad, el hijo queda emancipado totalmente de la tutela paterna, y tiene responsabilidad legal propia e independiente. Cesa legalmente la patria potestad. El padre pierde el derecho legal a imponer su autoridad en el hijo y, al mismo tiempo, no es responsable de las conductas que este desarrolle, ni de las acciones que lleve a cabo. El padre solo puede aconsejar y guiar, pero no puede ir más allá. Este marco de costumbre y legalidad ha determinado un cambio en las mismas actitudes de los hijos, que se acostumbran a actuar con independencia en relación con sus progenitores.

Todo esto introduce una visión diferente a la hora de aplicar el requisito a la vida de la iglesia, y debe impulsarnos a mantenernos alejados de literalismos irracionales y de extremismos legalistas, que causan daño a los creyentes y a la Obra de Dios.

4) El obispo debe tener un carácter y una conducta gobernados por la moderación y la sobriedad. Por una parte, el líder cristiano no debe ser:

a) “Soberbio”, o sea, arrogante, “pagado de sí mismo”; esta es la idea que transmite la palabra griega usada audsádes, que significa literalmente, “que se agrada a sí mismo”.

b) “Iracundo”. La palabra griega es orguilos y caracteriza a una persona irrascible, que se irrita fácilmente, que se llena de ira por cualquier cosa.

Con respecto a estos atributos negativos, Beacon Hill escribe:
Todas son faltas de carácter que, si se toleran en un líder de la iglesia, de seguro lo conducirán a su ruina. El hombre soberbio es arrogante, sabio en su propia opinión y terco. Tales características traicionan por completo el espíritu del Maestro. El hombre iracundo es de temperamento irritable, vengativo, no tiene paciencia, lo cual es esencial para el siervo de Cristo. [12]

c) “Dado al vino” (pároinos). Un eufemismo para designar a los bebedores consuetudinarios, a los borrachos. El alcoholismo era una verdadera epidemia en el Imperio Romano y muy particularmente en Creta. Aún en la vida cotidiana, debido a la mala calidad de las aguas, las personas mezclaban agua con vino, para apagar la sed.

d) “Pendenciero” (plektes), o sea golpeador, belicoso, peleón.

e) “Codicioso de ganancias deshonestas” (aijrokerdés). Esta frase cobra realce cuando leemos en el versículo 11 que los falsos maestros andaban “enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene”. Aquí, el apóstol vuelve a usar las dos palabras que componen a aijrokerdés. En contraste con los falsos maestros, el verdadero líder cristiano debe caracterizarse por su sobriedad en materia financiera; mucho más, no debe comprometer su enseñanza y su mensaje por ningún tipo de beneficio económico. No debe seguir las modas teológicas o predicar lo que a la gente le gusta escuchar, sencillamente porque va a recibir más invitaciones, o va a obtener mejores ofrendas. El móvil de su servicio a Dios no debe ser el enriquecimiento, o el obtener ventajas materiales, sino el amor al Señor y al prójimo. De su manutención y subsistencia se encarga su propio patrón, el Señor Jesucristo, que establece en Su Palabra que “el obrero es digno de su salario” (1 Ti. 5:18; comparar con 1 Ti. 6:5,6).

Por otra parte, el líder cristiano debe mostrar una serie de cualidades positivas, que lo distingan en medio de la congregación y la comunidad donde ejerce su ministerio. Los versículos 8 y 9 contraponen a lo descrito en los versículos anteriores, una serie de requisitos positivos de carácter personal y ministerial:

a) “Hospedador”. La palabra griega es philóxenos que significa literalmente “amor al extraño”, y se traduce también como “hospitalario”[13]. El significado de esta palabra, en este contexto, alcanza plenitud si pensamos en el ejemplo de Gayo, citado por el apóstol Juan:”Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, mayormente a los desconocidos” (3 Jn. 5). El propio Juan contrasta la actitud de ese discípulo, con la de un falso líder, Diótrefes: “Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia”. (3 Jn. 9,10).

b) “Amante de lo bueno” (philagazos). Esta es la única vez que esta palabra aparece en todo el Nuevo Testamento. [14] El líder cristiano debe amar lo bueno y ser bondadoso, debe encaminar sus pensamientos, afectos y voluntad hacia lo que es bueno, justo, honesto, virtuoso (Fil. 4:8; 1 Co. 13:5,6).

c) “Sobrio”, “justo”, “santo”. En su Comentario de la Epístola a Tito, Bill H. Reeves señala que estas tres cualidades “tocan todas las relaciones de la vida”: “El anciano debe ser sobrio (hacia sí mismo), justo (hacia sus semejantes), y santo (hacia Dios)”[15]. La sobriedad tiene que ver con la regulación de nuestra mente y de nuestros afectos, para no dejarnos arrastrar por los excesos, en cualquier área de nuestra vida. Implica moderación, sensatez, prudencia, discreción, entre otras cosas. Tal es el significado que involucra la palabra griega sofrona empleada aquí. La justicia involucra imparcialidad en el trato hacia los demás. El favoritismo y la parcialidad es un mal que debe ser evitado a toda costa por el ministro del Señor. La santidad, esa doble posición de separación del pecado y mundanalidad, y de consagración permanente y continua al Señor, debe ser siempre la meta del líder cristiano. Esa santidad será garantía de una actuación justa y sobria delante de Dios, y para con los hombres.

d) “Dueño de sí mismo”. Esta es la única vez, en todo el Nuevo Testamento, que se emplea el adjetivo egkrastés, y que se traduce en la Reina-Valera como “dueño de sí mismo”. En su forma sustantiva es usado, en la Biblia, como “dominio propio” (Hch. 24:25; 2 P. 1:6) y “templanza” (Gá. 5:23). Ser “dueño de sí mismo” implica tener autocontrol sobre nuestros pensamientos, sentimientos, emociones, pasiones y apetitos. Significa que ninguna otra cosa puede dominarlo (1 Co. 6:12).

e) “Retenedor de la palabra fiel, tal y como ha sido enseñada”. El vocablo griego traducido aquí como “retenedor” es antejómenon, participio del verbo antéjomai que significa primariamente “sostenerse a uno mismo opuesto a”, por implicación llega a tener el significado de “adherirse a” y, por extensión, “interesarse por, estimar, retener, sostener”[16]. La palabra traducida como “fiel” es el adjetivo pistos que significa “fidedigno, confiable, digno de confianza”[17]. “Tal y como ha sido enseñada”: literalmente, en el griego, leemos “katá tén didajén” o sea, “de acuerdo con la doctrina” o “de acuerdo con la enseñanza”[18]. El siervo del Señor debe estar adherido, retener en sí mismo, sostener, estimar siempre la Palabra de Dios fidedigna, de acuerdo con lo que enseña la Escritura. El pensamiento aquí tiene su paralelo en 1 Timoteo 3:2, en el que se sostiene que el obispo debe ser “apto para enseñar”. Una y otra vez, el apóstol insiste en la preparación doctrinal del ministro de Dios. Solamente se puede retener, sostener, estimar, defender, lo que se conoce. En 1 Timoteo 3:6, el apóstol agrega “no un neófito” o sea, un ignorante, un desconocedor. El propósito de este mandamiento es garantizar que el ministro “sea capaz, tenga el poder de exhortar de acuerdo con la sana enseñanza o doctrina, y pueda oponerse y rebatir la falsa doctrina”. Esta es la idea que puede ser derivada del texto griego.

Notas biblográficas:

[1] Reina-Valera 1995—Edición de Estudio, (Miami, FL: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
[2] No existe una real diferencia entre ambas palabras en este pasaje.
[3] http://www.andrews.edu/universitypress/content/cap16.pdf. Resumen realizado por la editora.
[4] http://www.andrews.edu/universitypress/content/cap16.pdf
[5] Poliandria o poliandría (Gr. Polys – muchos; andros –hombres): una mujer casada con varios hombres. Este tipo de matrimonio ha sido practicado por algunas etnias del Tibet, y por ciertos grupos inuits o esquimales. La poliandria tiene su contrapartida en la poliginia, el término específico para designar el matrimonio de un hombre con varias mujeres, aunque en este último caso, por ser la práctica más generalizada, se le nombra con el término más genérico de poligamia (muchos matrimonios), que abarca a ambas prácticas. (Nota de la editora).
[6] Esta interpretación ha sido sostenida en ciertos ámbitos de la Cristiandad. Es, por ejemplo, un requisito para los “popes” de la Iglesia Ortodoxa Griega. (Nota de la editora).
[7] http://www.andrews.edu/universitypress/content/cap16.pdf
[8] Citado en http://www.andrews.edu/universitypress/content/cap16.pdf
[9] Versión Reina-Valera. 1960. E-Sword. La Espada del Espíritu.
[10] Diccionario y Concordancia Strong. E-Sword. La Espada del Espíritu.
[11] Beacon Hill. Comentario Bíblico. (Kansas City, MO: Casa Nazarena de Publicaciones), (¿AÑO DE EDICIÓN?) p. 711
[12] Diccionario y Concordancia Strong. E-Sword. La Espada del Espíritu.
[13] Reeves, Bill H. Notas sobre Tito.
http://billhreeves.seekye1st.net/Commentaries/NOTAS%20SOBRE%20TITO,%20corrected%2012-27-02%20&%2009-04
[15] Diccionario y Concordancia Strong. E-Sword. La Espada del Espíritu.
[16] Diccionario y Concordancia Strong. E-Sword. La Espada del Espíritu.
[17] Diccionario y Concordancia Strong. E-Sword. La Espada del Espíritu.

Llanes, Alba. Trabajo de Investigación para la edición de Epístolas Pastorales, material didáctico de EDISUB (Estudios Dirigidos de Superación Bíblica), Asambleas de Dios, Cuba, 2007. Apuntes Exegéticos. (Rancho Cucamonga, CA: EDICI). 2007.

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Guarda lo que se te ha encomendado (1 Timoteo 6:20,21).

Posted by alballanes en May 25, 2007

Guarda lo que se te ha encomendado.
20 Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, 21 la cual profesando algunos, se desviaron de la fe. La gracia sea contigo. Amén.

La preocupación permanente del apóstol es la conservación de fe y de la predicación del Evangelio. Esta misma idea es la que se vuelve a repetir en 2 Timoteo 1:14. De hecho, en ambos versículos se usa el mismo vocablo (paradséke), que puede traducirse como “depósito”
[1].

A Timoteo se le ha encomendado proteger, cuidar celosamente la sana doctrina, los santos mandamientos del Señor. Debe estar permanentemente en guardia, contra cualquier cosa que pueda desviarlo de la fe. Tal es la idea que transmite el verbo griego fulasso traducido aquí como “guarda”.


Una de las prácticas que podrían poner en peligro ese valioso depósito de la fe era entrar en pláticas y discusiones vanas sobre temas intrascendentes (en este caso, las discusiones sobre genealogías angélicas y temas esotéricos de los gnósticos judaizantes y de los docetistas) que podían hundirlo en verdaderos pantanales de confusión y de duda. La palabra griega traducida como plática es kekofonía, de la que proviene el término castellano “cacofonía”. Kekofonía señala una plática vana, insustancial, irrelevante, carente de sentido.

Aunque nuestra palabra “cacofonía” ha variado en significado[2], sin embargo podríamos utilizarla como metáfora para transmitir la idea de que la disonancia de las conversaciones y discusiones sobre temas irrelevantes, pueden ser un enloquecedor ruido que nos hagan desviar la atención de la sana palabra de Dios.

Notas bibliográficas.
[1] Ver Capítulo IV, II 6.
[2] Cacofonía. (Del gr. kakofonía, de kakófonos , malsonante). f. Disonancia que resulta de la inarmónica combinación de los elementos acústicos de la palabra. Microsoft® Encarta® 2006. © 1993-2005 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.


Llanes, Alba. Trabajo de Investigación para la edición de Epístolas Pastorales, material didáctico de EDISUB (Estudios Dirigidos de Superación Bíblica), Asambleas de Dios, Cuba, 2007. Apuntes Exegéticos. (Rancho Cucamonga, CA: EDICI). 2007.

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La atención a las viudas (1 Timoteo 5:3-16).

Posted by alballanes en May 24, 2007

Desde los inicios de la Iglesia, en el seno de la misma, se había formado una institución para socorrer a mujeres viudas (ver Hechos 6:1; 9:36-39). La posición de desventaja de la mujer en la sociedad de la época, y la falta de instituciones de bien público encaminadas a la protección y sostenimiento de los desvalidos, hizo perentorio que la Iglesia tomara, en sus manos, la iniciativa de ayudar en forma efectiva a los necesitados dentro de ella, entre los cuales abundaban las viudas. La palabra “honra” usada aquí, se emplea en el mismo sentido que en la frase “doble honor” de 1 Timoteo 5.17: “sostenimiento financiero”. Sin embargo, este socorro no debía ser dado indiscriminadamente, sino siguiendo ciertos principios. El abuso de confianza y la actitud desleal e, inclusive, inmoral de ciertas mujeres dentro de la Iglesia, obligaron a establecer requisitos para la administración de este tipo de ayuda.

Requisitos para recibir este servicio.

a) Que fueran verdaderamente desamparadas (v. 4): Viudas que no tuvieran familiar alguno que se encargara de ellas. Podrían ser mujeres que habían perdido todos sus familiares, o mujeres creyentes cuyos familiares no creyentes las dejaban desamparadas por causa de su fe. El apóstol enfatiza la necesidad de que, en el seno de las familias, se desarrollara el sentido de la responsabilidad con respecto a las mujeres que quedaban solas. Por las palabras de los versículos 7, 8 y 16, algunos creyentes que tenían viudas en su familia, estaban dejando, a cargo de la Iglesia, la responsabilidad del sostenimiento de ellas, eludiendo así sus propias obligaciones al respecto.

b) Que fueran verdaderamente piadosas (vv. 5, 6): “Mas la que en verdad es viuda y ha quedado sola, espera en Dios, y es diligente en súplicas y oraciones noche y día. 6 Pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta”. Los recursos de la Iglesia, generados muchas veces con verdadero sacrificio, por los creyentes fieles, debían estar destinados a aquellas viudas que llevaban una vida de sobriedad y de dedicación al Señor, no a las que estuvieran entregadas a una vida de placer, cómoda y muelle. Bill H. Reeves escribe al respecto: «La palabra griega para decir «se entrega a los placeres» es una sola, y quiere decir vivir en la autogratificación, o vida voluptuosa y lujosa. No se hace referencia a vida en placeres ilícitos o criminales, sino a vida mimada y regalada, en la comida, la bebida, y la ociosidad. Esta palabra griega aparece en el Nuevo Testamento solamente aquí, y en Santiago 5:5 (habéis sido disolutos)” [1].

c) Que tuvieran una edad avanzada (v. 9). Había dos razones por las cuales el apóstol Pablo estaba estableciendo un límite mínimo de edad [2] para comenzar la ayuda a las viudas:

Primero, algunas mujeres cristianas que habían enviudado jóvenes, después de haber disfrutado de la ayuda solidaria de la iglesia, en vez de seguir fieles a Dios, se habían casado nuevamente, pero fuera del orden y la voluntad de Dios, posiblemente con hombres no creyentes. El versículo 15 señala que “Algunas se han apartado en pos de Satanás”. La frase es dura y señala hasta qué grado de rebeldía y apostasía habían llegado. Uno no puede menos que preguntarse si entre ellas no habría algunas que llegaron a convertirse en las “mujercillas” de 2 Timoteo 3: 6,7.

Segundo, que el sostenimiento financiero de viudas jóvenes podría traer como resultado la ociosidad, la molicie y la dedicación de ellas al chisme y la murmuración. Como cristianas, ellas no debían mantenerse improductivas: si no se dedicaban a lo espiritual, a la oración y la intercesión y a llevar una vida de servicio a Dios, lo mejor que hacían era casarse nuevamente, y emplear su tiempo, su vigor, y sus capacidades para formar familias cristianas saludables.

d) Que mostraran una buena conducta general y servicio a los santos. El apóstol añade: “9 que haya sido esposa de un solo marido, 10 que tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos; si ha practicado la hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los afligidos; si ha practicado toda buena obra”.

Cabe aquí una observación: la mentalidad grecorromana y oriental consideraba a las mujeres como inferiores a los hombres, y como en un estado de permanente infancia, por lo que debían siempre estar bajo la tutela de alguien, fuera padre, hermano, esposo o hijo. La idea de una mujer joven, soltera e independiente financieramente, no cabía en la cosmovisión del mundo de aquella época. De modo que, para una mujer joven, la opción más viable para su propia protección era el matrimonio. Parece ser que el sistema de ayuda a viudas, implementado en la Iglesia primitiva, estaba propiciando una nueva conducta en ciertas mujeres que, por su soledad, habían quedado en cierto modo bajo la tutela de la Iglesia. Esta tutela y la manutención que conllevaba, las liberaba de toda responsabilidad personal, y les ofrecía una vida de libertad desconocida anteriormente. No todas usaban esta libertad para bien, o sea, para servir a Dios con mayor flexibilidad (compárese con 1 Corintios 7: 8, 9, 26, 34), sino que algunas se estaban acostumbrando a llevar una egoísta vida de autosatisfacción y deleite, a costa de la ayuda que recibían. Pablo, entonces, recomienda que esas mujeres hagan lo que era considerado más provechoso, aparte de servir a Dios: casarse, tener hijos, formar un hogar. Aún en la época actual, cuando la mentalidad ha cambiado y el espectro de posibilidades para la mujer se ha ampliado, el principio permanece inamovible: la ayuda de la Iglesia debe estar encaminada a proveer para satisfacer la verdadera necesidad. Siempre que la persona creyente tenga algún medio para sostenerse a sí misma, no debe ser carga para la Obra del Señor. Esto, por supuesto, debe ser entendido en el contexto de la ayuda a los necesitados, no debe ser aplicado para aquellos que están dedicados por completo al servicio a Dios, ya que “el obrero es digno de su salario”.

Notas bibliográficas:
[1] Reeves, Bill H. Notas sobre 1 Timoteo.

http://billhreeves.seekye1st.net/Commentaries/1%20TIMOTEO/NOTAS%20SOBRE%201%20TIMOTEO,%20Sept.pdf
[2] El límite citado por Pablo es 60 años. Al respecto señala John Gill, en Exposition of Entire Bible: “La edad de 60 años fue reconocida por los judíos como “vejez”, pero no antes”. E-Sword, La Espada del Espíritu.

Llanes, Alba. Trabajo de Investigación para la edición de Epístolas Pastorales, material didáctico de EDISUB (Estudios Dirigidos de Superación Bíblica), Asambleas de Dios, Cuba, 2007. Apuntes Exegéticos. (Rancho Cucamonga, CA: EDICI). 2007.

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Una esencia agradecida

Posted by alballanes en May 21, 2007

La ingratitud forma parte intrínseca de nuestra naturaleza pecaminosa. Surge ella de nuestra inconformidad, de nuestra insatisfacción, de nuestra deslealtad y, en última instancia, de nuestro egocentrismo. La gratitud, por su parte, es un sentimiento que, como señala el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, “nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho o ha querido hacer, y a corresponder a él de alguna manera”.

Dios, que conoce nuestro corazón, y que trabaja en nuestras vidas, para formar la imagen de Cristo en nosotros, nos ha dado mandamientos, órdenes concretas y específicas con respecto a la gratitud y el agradecimiento. Agradecer, ser agradecidos, emana directamente de la Voluntad del Señor para con nosotros. Esto es lo primero que salta a la vista cuando, en 1 Tesalonicenses 5:18, leemos: “Dad gracias a Dios en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”. Forma parte de Su proyecto de vida para cada uno de sus hijos, de Su plan maestro para la conformación de la imagen de Cristo en nuestras vidas.

El segundo punto importante que encontramos en este versículo es el mandato específico traducido como “Dad gracias”. En el griego, el verbo es eujaristeo. Tiene dos significados básicos: primero, “ser agradecido”; segundo, “expresar gratitud, dar gracias”. La primera definición apunta a la esencia del sujeto; la segundo, a la acción. Por su significado, puede ser tomado como un verbo de esencia y de acción. Eujaristeo señala simultáneamente a la persona cuya esencia es agradecida y, al mismo tiempo, a la acción que realiza esa persona, y que emana de esa esencia. Traducido primariamente, sin entrar en un análisis gramatical más profundo, podemos leer: “Sed agradecidos” y “Expresad gratitud” o “Dad gracias”.

Ahora bien, el verbo aparece en Modo Imperativo, señalando así la calidad de mandato de las palabras que se están escribiendo. Es un imperativo de la Voz Activa, lo que significa que la acción que se ordena es impuesta desde el exterior y debe ser obedecida sin excusas ni pretextos. Desde el punto de vista de este pasaje, “Dar gracias en todo” no es una opción para los hijos de Dios, sino una orden ineludible. Se añade también otra cuestión gramatical sumamente interesante: el tiempo usado es el presente, lo que indica una acción continua e ininterrumpida. A la luz de lo analizado, el versículo debe leerse: “Sed agradecidos continuamente” y “Estad dando gracias continuamente en todo” o “Dad gracias continuamente en todo”.

¿Por qué un mandato tajante, una orden indeclinable? Sencillamente porque tan solo la práctica obediente y continuada del mandato de dar gracias desarrollará, en nosotros, hábitos consistentes de agradecimiento. Al “hacerse carne”, estos hábitos llegarán a formar parte esencial de la nueva naturaleza que adquirimos en Cristo Jesús. Porque el objetivo final no es que la acción de agradecimiento sea coercitiva o impuesta desde el exterior, como cuando recordamos a un niño: “¿Ya diste las gracias?”. ¡No! El propósito es que la acción de gracias surja espontánea y continuamente como algo que es parte de nuestra naturaleza, de nuestra esencia, de la misma manera que surge el agua del manantial.

Justamente, esta es la idea que podemos extraer de otro pasaje, usado por el apóstol Pablo: “Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo, Y SED AGRADECIDOS” (Col. 3:15). La frase “sed agradecidos” es, aquí, una traducción de eujaristoi ginomai, en la que ginomai es un verbo que se traduce como “llegar a ser”. Señala un proceso presente que tiene su concreción completa en el futuro, de modo que, esta parte del versículo puede ser traducida como “y llegad a ser agradecidos”. Está hablando aquí de algo que puede ser alcanzado, de una esencia o naturaleza que puede desarrollarse en nuestro interior hasta alcanzar la madurez y la perfección.

Pero hay algo más: ginomai es un verbo griego que aparece directamente en Voz Media. Así como en la Voz Activa, el sujeto es el que realiza la acción, y en la Pasiva, es el que recibe la acción, en la Voz Media, la acción nace del sujeto y vuelve a él, dando un matiz reflexivo a la misma. ¿Cuál es el significado práctico del uso de la Voz Media en un verbo como ginomai y en una frase como “sed agradecidos”? Sencillamente significa que la acción – en este caso, el agradecimiento – parte del sujeto, en forma espontánea emana de su voluntad, de su propia disposición, sin necesidad de una presión exterior que lo obligue a hacerlo. La idea implicada puede traducirse como: “Y lleguen a ser agradecidos de ustedes mismos”. El agradecimiento debe llegar a ser algo que nazca espontáneamente del corazón como reacción, como reflejo “innato”.

El tercer punto importante lo da la frase “en todo”, que en el original aparece justamente encabezando la oración: “En todo, dad gracias…” (1 Tes. 5:18). En toda circunstancia, en todo momento, en todo lugar, en todo lo que hacemos y que decimos, debemos dar gracias a Dios. Este sentimiento de gratitud, esta acción de agradecer puede comenzar siendo, en nosotros, la obediencia a un mandato impuesto desde el exterior, que muchas veces entrará en conflicto con nuestra naturaleza humana, con nuestra ingratitud, con nuestra falta de confianza, con nuestro egoísmo. Sin embargo, deberá irse desarrollando cada vez más como un hábito que domine nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestra voluntad, hasta fundirse en nuestra naturaleza hasta tal punto que sea parte intrínseca de ella. Este es el significado de la frase.

La gratitud, vista entonces desde esta perspectiva, es una muestra de nuestra absoluta entrega a Dios, y de nuestra completa confianza en Su soberanía. Si creemos que Él es el Soberano por encima de todo, y que tiene el control de todo, entonces estamos confiados de que, en medio de cada circunstancia y situación, Él está, y que todo obrará para bien. La paz del soberano Dios gobernará nuestras vidas (Col.3:15). Estaremos tranquilos, confiados, seguros, AGRADECIDOS.

Y esa esencia marcada por la gratitud se reflejará no sólo en nuestras actitudes y palabras, sino en nuestras acciones. Tal es el pensamiento que expone el apóstol Pablo cuando escribe a los colosenses: “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el Nombre del Señor Jesús, DANDO GRACIAS A DIOS EL PADRE POR MEDIO DE ÉL” (Col. 3:17).

Cuando el mismo apóstol escribía a los efesios acerca de la vida de plenitud en el Espíritu Santo, colocó la acción de gracias continua como uno de los medios a través de los cuales la corriente del Espíritu fluiría y rebozaría en nuestros corazones. Él escribió en Efesios 5:18-20: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con cánticos e himnos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones, DANDO SIEMPRE GRACIAS POR TODO AL DIOS Y PADRE, EN EL NOMBRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO”. Hay un verdadero mecanismo de causa – efecto – causa, que une la plenitud de la vida en el Espíritu, con el desarrollo de una naturaleza agradecida: cuanto más llenos somos del Espíritu de Dios, más agradecidos estamos, y cuanto más agradecemos a Dios, más rebozamos de Su Espíritu. En este punto, nuestra naturaleza humana, nuestra carne, sujeta al mandato externo, impuesto para nuestro bien, comienza a dejar de hacer resistencia, y deja su lugar a la acción espontánea que surge de una esencia transformada por la gracia de Dios y el poder regenerador de Su Santo Espíritu.


Llanes, Alba. (Rancho Cucamonga, California: EDICI) Mayo, 2007.

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El siervo de Dios en tiempos peligrosos (2 Timoteo 3:1 -2 Timoteo 3:1 4:5).

Posted by alballanes en abril 20, 2007

El siervo de Dios en tiempos peligrosos.

1 También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. 2 Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, 3 sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, 4 traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, 5 que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. 6 Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. 7 Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. 8 Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. 9 Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos.

El adjetivo griego traducido como “peligrosos” es “chalepos”, que significa “áspero, salvaje, difícil, doloroso, fiero, dañino, duro de tratar”[1]. El comentario acerca de esta palabra, realizado en la Biblia de Estudio Plenitud, dice: “La palabra describe a una sociedad desprovista de virtud pero que abunda en vicios”.[2]

Pero una sociedad es la suma de sus miembros. De acuerdo con la manera de ser de sus integrantes, así es la sociedad. El apóstol Pablo describe aquí los rasgos distintivos de los hombres que formaría parte de la sociedad humana de los tiempos finales. Ellos serían los que harían a esos tiempos del fin literalmente “salvajes”. ¡Cuán actuales son las palabras del apóstol! Inspirado por el Espíritu Santo, Pablo describió magistralmente la época actual, conocida como “posmoderna”. Estas son algunas de sus características más sobresalientes:[3]

a) Ultraindividualismo, egocentrismo, narcisismo. “Hombres amadores de sí mismos” (gr. filautos); “sin afecto natural” (gr. ástorgos: “de corazón duro hacia los parientes”); “ingratos” (ajáristos); “crueles” (anémeros: “salvajes, crueles”); “traidores” (prodótes). El gran lema de la conducta humana actual es: “Ámate a ti mismo”.

b) Hedonismo y consumismo. “Avaros” (filárguiros); “intemperantes” (akrates: “sin gobierno”); “amadores de los deleites más que de Dios” (filédonos más que filótheos).

c) Relativismo moral, permisividad, pragmatismo ético e intrascendencia. “Impíos” (anósios: irreverentes, perversos, malvados); “aborrecedores de lo bueno” (afilagadsos); “corruptos de entendimiento” (katefzarmenoi: depravados, arruinados; nous: mente, entendimiento, sentimiento, voluntad); “réprobos en cuanto a la fe” (adókimos: reprobados, rechazados, indignos); “que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”: Se refiere aquí a la pérdida completa de los valores y principios espirituales y morales que sustentan al ser humano. El relativismo se traduce en el lema: “Yo tengo mi verdad; y tú, la tuya” o “Esta es MI verdad”.

d) Rebeldía contra la autoridad y crisis de autoridad. “Desobedientes a los padres”; “soberbios” (juperéfanos: que se creen por encima de otros); impetuosos (propetés). Es la filosofía del “just do it” (“Sólo hazlo”); sin tener en cuenta principios, o autoridad.

e) Libertinaje de expresión. “vanagloriosos” (alazón: jactancioso, fanfarrón, altivo); “blasfemos” (blásfemos: maldicientes), “calumniadores” (diábolos: diablo, Satanás, calumniador); “infatuados” (tetufómenoi (del verbo tufóo): “envuelto con humo, inflado con arrogancia, envanecido, infatuado”.

En el capítulo 4: 3, 4, después de instar a Timoteo a que lleve a cabo su misión “a tiempo y fuera de tiempo” (4:2), el apóstol Pablo agrega un rasgo más de las personas que vivirían en los últimos tiempos: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”.

“No sufrirán la sana doctrina”: no tolerarán, no soportarán la enseñanza pura del Evangelio, la verdad de Dios. En contraposición, tendrían una disposición y facilidad para prestar atención a cualquier doctrina, enseñanza u opinión (“comezón de oír”). Para satisfacer esa “gula” espiritual, esa “hambre” de banalidad, de información irrelevante, de conocimiento dañino, se produciría una especie de multiplicación “bacteriana” de falsos maestros, de mercaderes de baratijas del supermercado espiritual.

3
10 Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, 11 persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor. 12 Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; 13 mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. 14 Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; 15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. 16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
4
1 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, 2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, 4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 5 Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.

No importa cuál sea la circunstancia que rodee al siervo de Dios. Para el ministro del Evangelio, hay una sola consigna que obedecer: “Cumple tu ministerio” (4:5).

Cumplir el ministerio significa:
1o. Predicar, instar, redargüir, reprender y exhortar: a) a tiempo y fuera de tiempo; b) con toda paciencia y doctrina (4:2).
2o. Seguir la doctrina, los ejemplos de conducta y los propósitos recibidos (3:10).
3o. Persistir en la sana doctrina que se basa exclusivamente en la Palabra de Dios (3:12-17).
4o. Soportar las aflicciones y mantener una conducta sobria en todo momento (4:5; 3:q0, 11).

Ni el espíritu del mundo (kosmos), ni de este siglo o época (aion), ni las circunstancias específicas que caracterizan los tiempos concretos (kairos) en que cada uno vive, deben hacer claudicar al siervo de Dios, el cual debe tener, como lema, esas gloriosas palabras del apóstol: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”. Porque “más allá de la palma, el bohío y la sierra”, como escribió alguna vez Carmen Cordero[4], “más allá de esta tierra de afectos y de actos”[5], está la Patria Eterna, donde “está guardada la corona de justicia”, la cual “dará el Señor, Juez justo, en aquel día… a todos los que aman su venida”.

Notas bibliográficas.

[1] Hayford, Jack W. General Editor, Biblia Plenitud, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1994. p. 1606.
[2] Hayford, Jack W. General Editor, Biblia Plenitud, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1994, p. 1606.
[3] Los vocablos griegos y sus definiciones han sido tomados del Diccionario y Concordancia Strong. E-Sword: La Espada del Espíritu.
[4] Poetisa cristiana camagüeyana.
[5] Cordero, Carmen. Mis dos patrias.

Llanes, Alba. Trabajo de Investigación para la edición de Epístolas Pastorales, material didáctico de EDISUB (Estudios Dirigidos de Superación Bíblica), Asambleas de Dios, Cuba, 2007. (Rancho Cucamonga, California: EDICI) 2007.

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El siervo de Dios en tiempos peligrosos (2 Timoteo 3:1 – 4:5).

Posted by alballanes en abril 20, 2007

El siervo de Dios en tiempos peligrosos.

1 También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. 2 Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, 3 sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, 4 traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, 5 que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. 6 Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. 7 Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. 8 Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. 9 Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos.

El adjetivo griego traducido como “peligrosos” es “chalepos”, que significa “áspero, salvaje, difícil, doloroso, fiero, dañino, duro de tratar”[1]. El comentario acerca de esta palabra, realizado en la Biblia de Estudio Plenitud, dice: “La palabra describe a una sociedad desprovista de virtud pero que abunda en vicios”.[2]

Pero una sociedad es la suma de sus miembros. De acuerdo con la manera de ser de sus integrantes, así es la sociedad. El apóstol Pablo describe aquí los rasgos distintivos de los hombres que formaría parte de la sociedad humana de los tiempos finales. Ellos serían los que harían a esos tiempos del fin literalmente “salvajes”. ¡Cuán actuales son las palabras del apóstol! Inspirado por el Espíritu Santo, Pablo describió magistralmente la época actual, conocida como “posmoderna”. Estas son algunas de sus características más sobresalientes:[3]

a) Ultraindividualismo, egocentrismo, narcisismo. “Hombres amadores de sí mismos” (gr. filautos); “sin afecto natural” (gr. ástorgos: “de corazón duro hacia los parientes”); “ingratos” (ajáristos); “crueles” (anémeros: “salvajes, crueles”); “traidores” (prodótes). El gran lema de la conducta humana actual es: “Ámate a ti mismo”.

b) Hedonismo y consumismo. “Avaros” (filárguiros); “intemperantes” (akrates: “sin gobierno”); “amadores de los deleites más que de Dios” (filédonos más que filótheos).

c) Relativismo moral, permisividad, pragmatismo ético e intrascendencia. “Impíos” (anósios: irreverentes, perversos, malvados); “aborrecedores de lo bueno” (afilagadsos); “corruptos de entendimiento” (katefzarmenoi: depravados, arruinados; nous: mente, entendimiento, sentimiento, voluntad); “réprobos en cuanto a la fe” (adókimos: reprobados, rechazados, indignos); “que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”: Se refiere aquí a la pérdida completa de los valores y principios espirituales y morales que sustentan al ser humano. El relativismo se traduce en el lema: “Yo tengo mi verdad; y tú, la tuya” o “Esta es MI verdad”.

d) Rebeldía contra la autoridad y crisis de autoridad. “Desobedientes a los padres”; “soberbios” (juperéfanos: que se creen por encima de otros); impetuosos (propetés). Es la filosofía del “just do it” (“Sólo hazlo”); sin tener en cuenta principios, o autoridad.

e) Libertinaje de expresión. “vanagloriosos” (alazón: jactancioso, fanfarrón, altivo); “blasfemos” (blásfemos: maldicientes), “calumniadores” (diábolos: diablo, Satanás, calumniador); “infatuados” (tetufómenoi (del verbo tufóo): “envuelto con humo, inflado con arrogancia, envanecido, infatuado”.

En el capítulo 4: 3, 4, después de instar a Timoteo a que lleve a cabo su misión “a tiempo y fuera de tiempo” (4:2), el apóstol Pablo agrega un rasgo más de las personas que vivirían en los últimos tiempos: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”.

“No sufrirán la sana doctrina”: no tolerarán, no soportarán la enseñanza pura del Evangelio, la verdad de Dios. En contraposición, tendrían una disposición y facilidad para prestar atención a cualquier doctrina, enseñanza u opinión (“comezón de oír”). Para satisfacer esa “gula” espiritual, esa “hambre” de banalidad, de información irrelevante, de conocimiento dañino, se produciría una especie de multiplicación “bacteriana” de falsos maestros, de mercaderes de baratijas del supermercado espiritual.

3
10 Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, 11 persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor. 12 Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; 13 mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. 14 Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; 15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. 16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
4
1 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, 2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, 4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 5 Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.

No importa cuál sea la circunstancia que rodee al siervo de Dios. Para el ministro del Evangelio, hay una sola consigna que obedecer: “Cumple tu ministerio” (4:5).

Cumplir el ministerio significa:
1o. Predicar, instar, redargüir, reprender y exhortar: a) a tiempo y fuera de tiempo; b) con toda paciencia y doctrina (4:2).
2o. Seguir la doctrina, los ejemplos de conducta y los propósitos recibidos (3:10).
3o. Persistir en la sana doctrina que se basa exclusivamente en la Palabra de Dios (3:12-17).
4o. Soportar las aflicciones y mantener una conducta sobria en todo momento (4:5; 3:q0, 11).

Ni el espíritu del mundo (kosmos), ni de este siglo o época (aion), ni las circunstancias específicas que caracterizan los tiempos concretos (kairos) en que cada uno vive, deben hacer claudicar al siervo de Dios, el cual debe tener, como lema, esas gloriosas palabras del apóstol: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”. Porque “más allá de la palma, el bohío y la sierra”, como escribió alguna vez Carmen Cordero[4], “más allá de esta tierra de afectos y de actos”[5], está la Patria Eterna, donde “está guardada la corona de justicia”, la cual “dará el Señor, Juez justo, en aquel día… a todos los que aman su venida”.

Notas bibliográficas.

[1] Hayford, Jack W. General Editor, Biblia Plenitud, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1994. p. 1606.
[2] Hayford, Jack W. General Editor, Biblia Plenitud, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1994, p. 1606.
[3] Los vocablos griegos y sus definiciones han sido tomados del Diccionario y Concordancia Strong. E-Sword: La Espada del Espíritu.
[4] Poetisa cristiana camagüeyana.
[5] Cordero, Carmen. Mis dos patrias.

Llanes, Alba. Trabajo de Investigación para la edición de Epístolas Pastorales, material didáctico de EDISUB (Estudios Dirigidos de Superación Bíblica), Asambleas de Dios, Cuba, 2007. (Rancho Cucamonga, California: EDICI) 2007.

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El siervo de Dios en tiempos peligrosos (2 Timoteo 3:1 – 4:5).

Posted by alballanes en abril 20, 2007

El siervo de Dios en tiempos peligrosos.

1 También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. 2 Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, 3 sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, 4 traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, 5 que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. 6 Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. 7 Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. 8 Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. 9 Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos.

El adjetivo griego traducido como “peligrosos” es “chalepos”, que significa “áspero, salvaje, difícil, doloroso, fiero, dañino, duro de tratar”[1]. El comentario acerca de esta palabra, realizado en la Biblia de Estudio Plenitud, dice: “La palabra describe a una sociedad desprovista de virtud pero que abunda en vicios”.[2]

Pero una sociedad es la suma de sus miembros. De acuerdo con la manera de ser de sus integrantes, así es la sociedad. El apóstol Pablo describe aquí los rasgos distintivos de los hombres que formaría parte de la sociedad humana de los tiempos finales. Ellos serían los que harían a esos tiempos del fin literalmente “salvajes”. ¡Cuán actuales son las palabras del apóstol! Inspirado por el Espíritu Santo, Pablo describió magistralmente la época actual, conocida como “posmoderna”. Estas son algunas de sus características más sobresalientes:[3]

a) Ultraindividualismo, egocentrismo, narcisismo. “Hombres amadores de sí mismos” (gr. filautos); “sin afecto natural” (gr. ástorgos: “de corazón duro hacia los parientes”); “ingratos” (ajáristos); “crueles” (anémeros: “salvajes, crueles”); “traidores” (prodótes). El gran lema de la conducta humana actual es: “Ámate a ti mismo”.

b) Hedonismo y consumismo. “Avaros” (filárguiros); “intemperantes” (akrates: “sin gobierno”); “amadores de los deleites más que de Dios” (filédonos más que filótheos).

c) Relativismo moral, permisividad, pragmatismo ético e intrascendencia. “Impíos” (anósios: irreverentes, perversos, malvados); “aborrecedores de lo bueno” (afilagadsos); “corruptos de entendimiento” (katefzarmenoi: depravados, arruinados; nous: mente, entendimiento, sentimiento, voluntad); “réprobos en cuanto a la fe” (adókimos: reprobados, rechazados, indignos); “que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”: Se refiere aquí a la pérdida completa de los valores y principios espirituales y morales que sustentan al ser humano. El relativismo se traduce en el lema: “Yo tengo mi verdad; y tú, la tuya” o “Esta es MI verdad”.

d) Rebeldía contra la autoridad y crisis de autoridad. “Desobedientes a los padres”; “soberbios” (juperéfanos: que se creen por encima de otros); impetuosos (propetés). Es la filosofía del “just do it” (“Sólo hazlo”); sin tener en cuenta principios, o autoridad.

e) Libertinaje de expresión. “vanagloriosos” (alazón: jactancioso, fanfarrón, altivo); “blasfemos” (blásfemos: maldicientes), “calumniadores” (diábolos: diablo, Satanás, calumniador); “infatuados” (tetufómenoi (del verbo tufóo): “envuelto con humo, inflado con arrogancia, envanecido, infatuado”.

En el capítulo 4: 3, 4, después de instar a Timoteo a que lleve a cabo su misión “a tiempo y fuera de tiempo” (4:2), el apóstol Pablo agrega un rasgo más de las personas que vivirían en los últimos tiempos: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”.

“No sufrirán la sana doctrina”: no tolerarán, no soportarán la enseñanza pura del Evangelio, la verdad de Dios. En contraposición, tendrían una disposición y facilidad para prestar atención a cualquier doctrina, enseñanza u opinión (“comezón de oír”). Para satisfacer esa “gula” espiritual, esa “hambre” de banalidad, de información irrelevante, de conocimiento dañino, se produciría una especie de multiplicación “bacteriana” de falsos maestros, de mercaderes de baratijas del supermercado espiritual.

3
10 Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, 11 persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor. 12 Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; 13 mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. 14 Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; 15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. 16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
4
1 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, 2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, 4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 5 Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.

No importa cuál sea la circunstancia que rodee al siervo de Dios. Para el ministro del Evangelio, hay una sola consigna que obedecer: “Cumple tu ministerio” (4:5).

Cumplir el ministerio significa:
1o. Predicar, instar, redargüir, reprender y exhortar: a) a tiempo y fuera de tiempo; b) con toda paciencia y doctrina (4:2).
2o. Seguir la doctrina, los ejemplos de conducta y los propósitos recibidos (3:10).
3o. Persistir en la sana doctrina que se basa exclusivamente en la Palabra de Dios (3:12-17).
4o. Soportar las aflicciones y mantener una conducta sobria en todo momento (4:5; 3:q0, 11).

Ni el espíritu del mundo (kosmos), ni de este siglo o época (aion), ni las circunstancias específicas que caracterizan los tiempos concretos (kairos) en que cada uno vive, deben hacer claudicar al siervo de Dios, el cual debe tener, como lema, esas gloriosas palabras del apóstol: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”. Porque “más allá de la palma, el bohío y la sierra”, como escribió alguna vez Carmen Cordero[4], “más allá de esta tierra de afectos y de actos”[5], está la Patria Eterna, donde “está guardada la corona de justicia”, la cual “dará el Señor, Juez justo, en aquel día… a todos los que aman su venida”.

Notas bibliográficas.

[1] Hayford, Jack W. General Editor, Biblia Plenitud, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1994. p. 1606.
[2] Hayford, Jack W. General Editor, Biblia Plenitud, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1994, p. 1606.
[3] Los vocablos griegos y sus definiciones han sido tomados del Diccionario y Concordancia Strong. E-Sword: La Espada del Espíritu.
[4] Poetisa cristiana camagüeyana.
[5] Cordero, Carmen. Mis dos patrias.

Llanes, Alba. Trabajo de Investigación para la edición de Epístolas Pastorales, material didáctico de EDISUB (Estudios Dirigidos de Superación Bíblica), Asambleas de Dios, Cuba, 2007. (Rancho Cucamonga, California: EDICI) 2007.

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Retén la forma de las sanas palabras (2 Timoteo 1:13, 14).

Posted by alballanes en abril 20, 2007

Retén la forma de las sanas palabras
(2 Timoteo 1:13-14).

13 Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús. 14 Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.

En los versículos 13 y 14, el apóstol vuelve a tocar un tema importante para él, en medio de la guerra ideológica que había estado desarrollando contra los falsos maestros, los herejes y los apóstatas: la conservación y defensa de la sana doctrina. Dos son los mandatos concretos: “Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste” y “guarda el buen depósito”.

a. “Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste”. Las palabras usadas en esta frase son altamente sugestivas:

1º. El verbo griego traducido como “retén”, es éjo, que proviene de otro verbo griego, sjéo, el cual tiene múltiples y variados significados, pero que primariamente significa “tener, sostener, retener”[1]. La palabra aparece en este sentido también en 1 Timoteo 1:19, y en Apocalipsis 19:10. Bill H. Reeves escribe al respecto: “La palabra se usa en el sentido de firme adhesión a una cosa”[2].

2º. Existen varias palabras griegas que se traducen como “forma”. La que está usada en este pasaje es hupotuposis (se pronuncia jupotuposis), y que es traducida variadamente como “modelo, patrón, pauta directriz”, en diferentes versiones de la Biblia, sin embargo, el significado más exacto de la misma es “prototipo”[3]. Aunque el mismo término español “prototipo” proviene del griego prototipos, puede también traducir perfectamente, por su significado, a la palabra hupotuposis. Un “prototipo” es, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española: “Ejemplar original o primer molde en que se fabrica una figura u otra cosa. Ejemplar más perfecto y modelo de una virtud, vicio o cualidad”[4]. Cuando Dios dio a Noé las instrucciones para construir el arca, le dio un modelo original o prototipo (Gn. 6.14-16), que el patriarca siguió al pie de la letra (Gn. 6.22). Moisés y los artesanos que trabajaron en la construcción del tabernáculo y de arca del pacto, fabricaron cada objeto conforme a un modelo prototípico que Dios había dado (leer los pasajes del libro de Éxodo referidos a la construcción del tabernáculo de reunión). Un ejemplo similar siguió Salomón cuando levantó el templo y usó los planos dejados por David (1 Cr. 28.11-19; 2 Cr. 3.1-5.1). Esta es la idea que se puede seguir en esta encomienda del apóstol a Timoteo: “Retén el prototipo, el modelo primario, el modelo perfecto”.

3º. “Las sanas palabras” (juguiáinoton logon): “las sanas, saludables, incorruptibles, buenas, fieles palabras”. El participio juguiáinoton, en función adjetiva aquí, reafirma la idea contenida en el término hupotuposis. El apóstol no está hablando de cualquier modelo, ni de cualquier palabra, sino del perfecto modelo o prototipo de palabras fidedignas, no corrompidas: las palabras de la doctrina cristiana, que él había transmitido a Timoteo (“que de mí oíste”).

Bien podríamos traducir el mandamiento: “Mantente firmemente apegado al prototipo de las palabras incorruptibles, fidedignas, que yo te transmití”.

El apóstol Pablo añade que Timoteo debe retener ese prototipo de sanas palabras “en la fe y el amor que es en Cristo Jesús”. Al respecto. Bill H. Reeves escribe: “Esta es la manera en que debe ser predicada la ‘norma de las sanas palabras’. La frase ‘en la fe’ indica hacerlo con fuerte convicción, y la frase ‘y (en) el amor’, apunta a la motivación correcta al hacerlo. Hay que amar a Dios, a la Verdad, y al ser perdido. Compárese con Efesios 4:15”.[5]

b) “Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros”. La frase “guardar el depósito”, aparece con ligeras variantes, en dos ocasiones, en este pasaje: uno en el versículo 12, cuando el apóstol le dice a Timoteo: “Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día”. ¿A qué “depósito” se refiere Pablo el este pasaje que estamos estudiando? Es la misma “forma de las sanas palabras”, el mismo modelo primigenio, patrón o prototipo que Timoteo ha recibido de la enseñanza directa del apóstol. Es la “doctrina” a la que hace referencia en el 3:10, la “palabra fiel” que se repite una y otra vez. El versículo 14 sigue un modelo de paralelo de ideas con el 13, sólo que las metáforas son diferentes. Cada una de ellas aporta un nuevo sentido, un nuevo ángulo de enfoque sobre la misma verdad. La metáfora del versículo 13 (“retén la forma”, “adhiérete al modelo o prototipo”) evoca la fabricación o construcción de algo. Pase lo que pase, Timoteo debe seguir el patrón establecido, obedecer y respetar el modelo predeterminado. En el versículo 14, en cambio, la metáfora apunta a la acción de vigilar celosamente, de proteger algo que puede ser robado o que puede perderse. El verbo griego fulasso, traducido como “guarda” involucra la idea de “aislamiento” y literal o figuradamente, de “vigilar, estar en guardia, custodiar”.[6]

El apóstol estaba seguro de que el Señor se encargaría de ayudarlo poderosamente a guardar el depósito que le había sido encomendado. Ahora le transmite a Timoteo la buena noticia de que el Espíritu Santo, el “Espíritu de verdad”, que “nos guía a toda verdad” (Juan 14.16-18, 26; 16:13), estaría con él, fortaleciéndolo y dándole el poder para preservar, de igual manera, el depósito de la sana doctrina del Evangelio de Cristo.

[1] Diccionario y Concordancia Strong. E-Sword: La espada del Espíritu.
[2] Reeves, Bill, H. Comentario a 2 Timoteo.
http://billhreeves.com/Commentaries/2%20TIMOTEO/NOTAS%20SOBRE%202%20TIMOTEO,%20Sept.pdf
[3] Diccionario Strong y Concordancia Strong. E-Sword: La espada del Espíritu y Reeves, Bill H. Comentario a 2 Timoteo.
http://billhreeves.com/Commentaries/2%20TIMOTEO/NOTAS%20SOBRE%202%20TIMOTEO,%20Sept.pdf
[4] Microsoft® Encarta® 2006. © 1993-2005 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
[5] Reeves, Bill H. Comentario a 2 Timoteo.
http://billhreeves.com/Commentaries/2%20TIMOTEO/NOTAS%20SOBRE%202%20TIMOTEO,%20Sept.pdf
[6] Diccionario y Concordancia Strong. E-Sword: La espada del Espíritu.

Llanes, Alba.Investigación para el material de estudio de «Epístolas Pastorales», de los Estudios de Superación Bíblica (EDISUB), La Habana, Cuba.., 2007 (Rancho Cucamonga, California: EDICI) 2007.

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Jezabel y Atalía

Posted by alballanes en abril 1, 2007

Es paradójico que estas dos mujeres no honraran, con su forma de ser y sus acciones, los respectivos nombres que llevaban: Jezabel, “casta, pura”; Atalía, “Dios es exaltado”. Ambas mujeres representan, en la Biblia, las profundidades de la maldad.

Al venir a formar parte del pueblo de Israel, por su casamiento con Acab, Jezabel tuvo la oportunidad de ponerse en contacto directo con el culto al verdadero Dios, de conocer a Jehová y de convertirse a Él. Sin embargo, ella siguió fuertemente arraigada a las creencias y a la religión que traía de su tierra natal (posiblemente ella misma fuera sacerdotisa de Baal) . Aprovechando, por un lado, la debilidad de carácter de su marido Acab y, por otro, su situación de poder dentro del Reino de Israel, Jezabel no sólo se resistió a convertirse al verdadero Dios, sino que luchó contra Él: a) introduciendo en el norteño Reino de Israel el culto a Baal y a Asthoré (Astarté o Asera) ; b) induciendo a la nación a la práctica de la idolatría, que incluía el asesinato ritual de niños israelitas , y a la inmoralidad sexual; c) tratando de destruir todo vestigio del culto a Jehová, mediante el asesinato de todos los profetas del Señor.

A todo esto debe añadirse que su manera de gobernar al país fue un verdadero ejemplo de despotismo. Así como su padre Etbaal, rey de Tiro y Sidón, no vaciló en asesinar a sus propios hermanos (tíos de Jezabel) para apoderarse del trono de Sidón, Jezabel no vaciló en hacer matar “legalmente” a Nabot, para garantizar el aumento de las posesiones y riquezas reales. Su astucia fue tal que recurrió a las mismas leyes de Jehová, acerca de la blasfemia, para hacer ejecutar a Nabot y expropiarle sus bienes (1 Reyes 21).

Cuando su esposo murió en el campo de batalla, en cumplimiento de la palabra del Señor (1 Reyes 22_34-40), ella no recapacitó ni decidió cambiar, sino que siguió ejerciendo el poder en Israel, como Reina Madre, influyendo en sus hijos, sucesores de Acab: Ocozías (2 Reyes 1) y Joram (2 Reyes 3). Jezabel tuvo la gran oportunidad de conocer a Dios, y de ser purificada de la maldad, del pecado y de la más abyecta idolatría, pero rechazó esa oportunidad, y pereció irremediablemente, condenada al castigo eterno (2 Reyes 9:30-37).

Atalía era hija de Acab y Jezabel. Su matrimonio con Joram, hijo de Josafat, rey de Judá, la colocó en un lugar de preeminencia política en el reino sureño de Judá, que le permitió influir de manera nefasta en la espiritualidad del pueblo. Alguien ha escrito que, de la misma manera que Jezabel trajo el veneno de Sidón y lo inyectó en las venas de Israel, Atalía lo trasvasó a las venas de Jerusalén. Ella introdujo el culto a Baal en Judá, durante el reinado de su esposo Joram, hijo de Josafat (2 Reyes 8:16-18), y aparentemente influyó en él para que asesinara a sus propios hermanos, hijos de Josafat, de modo que no pudieran ser rivales en cuanto al trono. Atalía también mantuvo su influencia nefasta durante el reinado de su hijo Ocozías (2 Reyes 8:25-27).

A la muerte de este (2 Reyes 9:14-16, 27-29), ella misma se adueñó del trono. Para ello, como una vez había hecho en Sidón, Etbaal, su abuelo, hizo asesinar a todos los integrantes de la descendencia real que podían reclamarle el trono (2 Reyes 11). Atalía atentó directamente, no sólo contra la casa real de Judá y contra el linaje de David, sino contra la mismísima línea mesiánica, de donde vendría nuestro Señor Jesucristo. La intervención de Jocabet, una de sus nietas, salvó la descendencia real, al esconder en el templo a Joás, el menor de los hijos de Ocozías (2 Reyes 11:2,3).

A pesar de sus orígenes espirituales nefastos, al casarse con Joram e ir a vivir a Jerusalén, Atalía tuvo la oportunidad de entrar en contacto con el culto a Jehová, de tener libre acceso a Su santuario, el Templo de Jerusalén, de convertirse al Dios vivo y verdadero, y abandonar la vida de pecado, de maldad e idolatría heredada de sus padres. Si embargo, eligió no sólo el seguir el camino del mal, sino de extenderlo a toda la nación de Judá. Ella pudo haber sido cambiada, pero rechazó la bendición, y cosechó el fruto de su propia maldad (2 Reyes 11: 13-16).

Ambas mujeres, madre e hija, Jezabel y Atalía, fueron reinas. Por su posición social y de poder, tuvieron la oportunidad de realizar cambios espirituales positivos en Israel y Judá, sin embargo, usaron esa misma posición para oponerse a Dios y llevar al pueblo a la ruina espiritual. Su propia podredumbre no lavada, infectó a muchos y causó su propia ruina.


Llanes, Alba. (Rancho Cucamonga, California: EDICI) 2006

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